Luz Lancheros, MWN
Desde 2008, cuando Britney Spears se vio entre la espada y la pared por el inclemente acoso mediático que la volvió blanco de los abusos del establecimiento y por la pérdida de la custodia de sus dos hijos, ella no volvió a tener vida. Su padre, Jamie Spears, se deshizo –en contubernio con la empresaria Lou Taylor– de Sam Lufti, su antiguo mánager y de paso, de todas las libertades básicas de un ser humano: le quitó tarjetas de crédito, comunicación, vigiló su vida (Como se ve en el documental Controlling Britney Spears), le negó sus derechos reproductivos y también su vida privada. E incluso le negó compras básicas, que iban desde zapatillas Skechers, hasta sushi, a pesar de sus buenos salarios en su residencia de Las Vegas y como jurado en The X Factor. Sin contar con su arreglo personal: todo pasaba por su padre.
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Desde 2009 los fans solicitaron que se liberara a Britney de un sistema abusivo, tal y como ella lo declaró en sus propias palabras ante las instancias legales. Y desde el año pasado, el caso tomó inmensa relevancia haciendo cuestionar el trato mediático que sufrió la cantante y de paso, generando apoyo de celebridades e instituciones que están ahondando más en la época en la que la estrella aparentaba estar “bien”, pero de hecho era solo una esclava. De hecho, el último reportaje de The New Yorker co-firmado por Ronan Farrow (hijo de Mia Farrow, principal denunciante contra su padre, el director Woody Allen y también quien ayudó a destapar los casos de abusos contra varias actrices de Hollywood en la revolución del #MeToo), se habla de cómo se cerró el cerco contra Britney, cómo su madre Lynn no hizo nada (“prefiero que odie a Sam cuando termine todo esto”) y cómo a la cantante la redujeron a ser solo una gallina de los huevos de oro. Una situación que ella equiparó al tráfico sexual.
Ahora, gracias a la presión social y mediática sobre el sistema judicial californiano, Jamie Spears fue suspendido como tutor del patrimonio estimado de 60 millones de dólares de su hija, cuyas finanzas ahora están en manos de John Zabel, contador público seleccionado por Britney y su abogado. Tendrá una audiencia más para revisar la terminación de su tutela para el 12 de noviembre (no, no es libre todavía).
Pero este caso, que parece tan indignante e increíble por pasar dentro del mismo star system, no es el único. Acá examinamos algunos otros.
R-UP
Las que estuvieron a punto
• Courtney Love: Lou Taylor fue acusada por la viuda de Kurt Cobain de haber querido hacerle lo mismo que a Spears a ella y a su hija Frances Bean, y de paso, quedarse con la fortuna que su difunto marido, leyenda del rock y ex líder de Nirvana, dejó a su nombre. Todo lo denunció en Instagram, pero lo borró después.
• Lindsay Lohan: en su época más oscura, también estuvo a punto de caer en esta figura, pero sus padres se opusieron. De hecho, ella despidió a Taylor en 2011 por “mal manejo de sus finanzas”.
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Otros conservatorships
• Ya a Zsa Zsa Gabor, la leyenda de Hollywood, trataron de meterla en un conservatorship y Mickey Rooney, el famoso comediante del Hollywood dorado, ingresó a uno voluntariamente por los abusos de su hijastro.
• Amanda Bynes: ahora, el caso al que le apuntan los fans de Britney es el de la ex actriz, que durante la primera década de 2000 parecía la nueva “novia adolescente de América”, con hits como “Lo que una chica quiere” en su currículo. Hasta que en 2012 comenzó su conducta errática, al subir videos extraños en Twitter. En 2013 recibió cargos por posesión de marihuana y en 2014 fue sorprendida conduciendo borracha y tuvo una condena de libertad condicional de tres años. En ese año, a Amanda le hicieron lo mismo que a Britney: le hospitalizaron en una estancia psiquiátrica luego de causar un incendio en la entrada de la casa de un vecino y sus padres solicitaron esta figura legal. Amanda, en reacción, acusó a su padre de abuso emocional y sexual, pero sus progenitores alegaron locura. De hecho, fue diagnosticada con un desorden bipolar y tuvo que disculparse. Su conservatorship se extendió hasta 2023.
Quizás el caso de Britney sea un paso adelante para reevaluar una figura de la que no se salvan ni siquiera las más rutilantes estrellas que supuestamente representan la libertad de su propia cultura.
LAS CLAVES
El conservatorship en la cultura popular
• Esta es una figura que no ha sido censada del todo en Estados Unidos, pero que tiene a miles de personas sin el manejo de su propia vida, tal y como se explicó, de manera rocambolesca y satírica en la película de Netflix protagonizada por Rosamund Pike y Peter Dinklage: “Descuida, yo te cuido”.