En un momento estaba hablando acerca de un potencial y atractivo combate entre británicos ante Tyson Fury por el cetro de los pesados.
Luego se mostró ansioso por vivir una “vida amorosa” en el retiro, libre de las presiones que genera la expectación del público sobre sus peleas.
Así de variadas son las implicaciones para Anthony Joshua en una pelea que llega en un momento clave de su carrera.
Tras sufrir derrotas consecutivas ante Oleksandr Usyk, Joshua chocará el sábado ante el estadounidense Jermaine Franklin en la O2 Arena de Londres. Aunque no hay un título en juego, el combate es relevante por otras razones.
Si Joshua pierde, quedará en ruinas la carrera de un púgil que ha sido dos veces monarca mundial.
Podría seguir vendiendo peleas. Después de todo, ha sido un atractivo en Gran Bretaña durante una década desde que ganó el oro olímpico en Londres 2012 y se convirtió inmediatamente en profesional.
Pero no tendría mayor credibilidad.
Desde luego, hubo un tiempo en que sus credenciales no estuvieron en duda. Fue su periodo dorado de 2016 al 18, cuando ganó siete peleas consecutivas por el título mundial, incluida una épica ante Wladimir Klitschko frente a 90.000 espectadores en 2017.
Así, se atrevió a soñar en ser el primer campeón indiscutible de los pesados desde que Lennox Lewis lo consiguió en 1999 y 2000.
“Estuve insistiendo realmente con esa narrativa del campeón indiscutible durante mucho tiempo... Insistimos, pero estamos ahora en una nueva etapa”, dijo Joshua esta semana. “No podemos mirar atrás. Sólo adelante. Y veo un futuro brillante, que me mantiene de buen ánimo”.
A Joshua le encantaría que ese futuro incluyera un pleito con Fury, a quien ha buscado durante mucho tiempo, sin que se materialice la contienda por distintas razones, para frustración del público en Gran Bretaña y en el extranjero.
Joshua (24-3) piensa que hay todavía oportunidad, especialmente después de que Fury —el campeón del CMB— no pudo asegurar una pelea con Usyk, dueño de los cinturones de la AMB, la OMB y la FIB que Joshua poseyó durante mucho tiempo.
“No hay mejor momento que el actual para enfrentar a Fury en el ring, porque él me necesita para redimirse de este circo y de esta decepción”, dijo Joshua. “Él me necesita, así que no hay un mejor momento para que él pronuncie mi nombre. Soy una persona que acepta cualquier desafío”.
Eddie Hearn, promotor de Joshua, sigue interesado en un combate ante Fury, pese al desgaste de las negociaciones interminables.
“La política debe irse y debe haber una oportunidad de hacer esto”, consideró Hearn. “Pero hemos estado aquí antes”.
Franklin ha perdido sólo una de sus 22 peleas como profesional. Fue la más reciente, por puntos ante Dillian Whyte en noviembre.
Sus rivales anteriores han tenido poca calidad, y el estadounidense jamás ha combatido por un cetro mundial.
En vez de ello, antes de enfrentar a Whyte, Franklin trabajaba largas horas colocando tejados en inmuebles.
Joshua, un hombre que se considera todavía parte de la elite de los pesados, no puede darse el lujo de perder. Y Franklin, de 29 años, sabe que casi todos esperan que su rival le pase por encima.
“Las circunstancias para esta pelea son muy diferentes”, advirtió sin embargo. “Para la pelea con Dillian yo estaba trabajando antes de recibir la llamada. No estaba en el gimnasio. Nos llevó de cinco a siete semanas prepararnos. Hice lo que pude con el tiempo que pude. Esta vez tuve más tiempo para prepararme y estar en buena forma”.