Este viernes 26 de julio los ojos del mundo se pusieron en París para presenciar una de las inauguraciones de los juegos Olímpicos más espectaculares en la historia de la justa. Fuera de un estadio e invadiendo el Río Sena, el inicio de la competencia paralizó al mundo dejando grandes referencias a la cultura francesa y la historia del mundo deportivo.
Es importante mencionar que el inicio de la ceremonia tuvo a Zinedine Zidane como protagonista, en una curiosa historia en la que tuvo que llevar el fuego olímpico desde el Estadio de Francia hasta la Torre Eiffel, contando con la ayuda de un enmascarado anónimo que referenció a la saga de videojuegos Assassin’s Creed, creada por un estudio francés.
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En el inicio de su camino pudimos ver su paso por las Catacumbas de París, sitio que es conocido por ser un cúmulo de túneles y cuartos que en sus paredes tiene miles de esqueletos. En ese momento también pudimos ver una referencia a la conocida obra: El Fantasma de la Ópera y la Belle Époque en el show musical de Lady Gaga.
Posteriormente, El personaje siguió recorriendo los tejados de la ciudad hasta llegar a un estudio de moda, en donde se referenció a la gran presencia que tiene el país en todo el mundo, siendo protagonistas en este rubro.
El camino del enmascarado lo llevó a la Casa de la Moneda, en donde se mostró un poco de la elaboración de las medallas olímpicas, mismas que tienen un pedazo de la Torre Eiffel en su centro. El show musical llegó hasta la Catedral de Notre Dame, en donde pudimos ver al personaje Cuasimodo de “Nuestra Señora de París”, del escritor francés Víctor Hugo, publicada en 1831.
La obra musical “Los Miserables”, también fue referenciada en el camino del enmascarado, haciéndolo partícipe también de la recreación de la pintura “La libertad guiando al pueblo” de Eugène Delacroix. A esto le siguió la aparición de María Antonieta, quien a los 19 años se convirtió en la última reina de Francia y tras la revolución francesa fue decapitada acusada por alta traición.
Por su parte, el camino por una biblioteca mostró importantes obras literarias creadas en Francia, para luego mostrar el recorrido del fuego olímpico por el museo de Louvre, en donde faltaba la “Mona Lisa” de Leonardo da Vinci, haciendo referencia al robo que sufrió la pintura en 1911 por el guardia del propio museo.
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Un tributo al cine francés que inició gracias al aporte de Louis Jean Lumière con la proyección de su trabajo en la Sociedad para el Desarrollo de la Industria Nacional en 1895. En un camino por globo aerostático, el enmascarado pasó por obras como El Principito (1943) o el Viaje a la Luna (1865), novelas que llegaron con éxito al cine.
Las cintas antiguas se complementaron con la aparición de los Minions una cinta muy actual que se concretó gracias al trabajo de un equipo repleto de franceses.
El camino de la antorcha llegó hasta la Asamblea Nacional, que en su interior contiene estatuas masculinas, pero que en esta ocasión fue testigo del surgimiento de estatuas femeninas como: Olympe de Gouges, Alice Milliat, Gisèle Halimi, Paulette Nardal, Jeanne Barret, Christine de Pizan, Louise Michel, Alice Guy y Simone Veil.
Finalmente, y luego de que las delegaciones llegaran los pies de la Torre Eiffel, la representación de Juana de Arco, heroína de Francia en la fase final de la guerra de los Cien Años, cruzó el Río Sena a caballo para elevar la bandera olímpica. Por su parte, el enmascarado entregó el fuego para luego ser llevado a un pebetero en forma de globo aerostático, un transporte inventado en Portugal en 1709, pero probado en Francia hasta 1783.