Aryna Sabalenka doblegó el sábado a Jessica Pegula por 7-5, 7-5 en la final del Abierto de Estados Unidos, para obtener su primer título en Flushing Meadows y su tercero del Grand Slam en su carrera.
La bielorrusa de 26 años sumó este trofeo a los dos que consiguió en el Abierto de Australia, en cada una de las últimas dos temporadas, también sobre canchas duras. Y la victoria le permitió dejar el Estadio Arthur Ashe de un mejor humor que el año pasado, cuando perdió la final ante otra tenista local, Coco Gauff.
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Pegula, originaria de Nueva York y cuyos padres son dueños de los Bills de Buffalo en la NFL y de los Sabres de la misma ciudad en la NHL, participó en una final de un major por primera ocasión. Ha ganado 15 de sus últimos 17 partidos en el último mes, pero esas dos derrotas fueron ante Sabalenka en finales de torneos.
Sabalenka, segunda preclasificada, parecía tener el control total del encuentro tras llevarse cinco games consecutivos para hacerse del primer parcial y tomar una ventaja de 3-0 en el segundo. Pegula, la sexta, puso después las cosas más interesantes.
Al juego siguiente, la estadounidense perdió un punto y mostró su frustración al estrellar una pelota en un panel de video detrás de la línea de fondo, desplazando un pequeño panel.
Tal vez esa rabieta liberó algo de tensión para la estadounidense de 30 años. De pronto, Pegula encontró la precisión y montó su propia racha de cinco games ganados en forma consecutiva.
Pero cuando sacaba en 5-4 con una oportunidad de forzar a un tercer set, dejó que Sabalenka igualara la segunda manga con un quiebre. Ello fue parte de una reacción de tres games con la que Sabalenka puso fin al partido. Tras ganar el punto decisivo, la bielorrusa se dejó caer en la cancha, soltó la raqueta y se llevó las manos al rostro.
Sabalenka es una de las tenistas más expresivas. Su lenguaje corporal suele ser un barómetro de si las cosas van bien o mal en un partido.