Puerto Rico, conocido por su pasión desbordante en el béisbol, el baloncesto, boxeo y hasta lucha libre profesional, ha comenzado a cultivar un sueño en el mundo del fútbol. La meta es la misma que tienen todos los países: llegar a una Copa Mundial. A lo largo de los años, la selección nacional masculina ha enfrentado numerosos desafíos en su camino hacia esta meta. Sin embargo, en el 2024, las esperanzas puertorriqueñas descansan en una nueva generación de jóvenes talentos que podrían transformar este sueño en realidad. Es así como, por primera vez, tenemos un equipo de categoría mundial con jugadores en algunas de las mejores ligas del mundo con hambre y ganas soñar en grande.
Entre estos jóvenes promesas destacan Jeremy De León, una joya del Real Madrid. Si, el famoso amuleto que levantó el trofeo de la Champions cuando Real Madrid logró el máximo logro en clubes en la pasada temporada. Junto a él está Leandro Antonetti, una estrella emergente del Sevilla. Un joven alto en estatura, rápido, agresivo en su ofensiva y con un “background” deportivo de linaje. Wilfredo Rivera del Orlando City en la MLS, un verdadero mago con un manejo del balón que se asemeja al de grandes leyendas del fútbol. Pero más importante aún, con el corazón de acero y cuando todo parece perdido, Willy es quien levanta la moral del equipo en el campo y aprieta el juego a favor de Puerto Rico.
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Al igual que ellos hay grandes jugadores con mucho potencial de desarrollo como lo son Juani O’Neill, Nacho Antonetti, Gerald Díaz, Joel Serrano, Ricardo Rivera y el mismo Rodolfo Sulia. Le sumamos a Zarek Valentín, un aguerrido veterano de mil batallas en el campo que aporta experiencia, visión y conocimiento. Por último, añadimos a Charlie Trout, un coach que tiene el respeto del camerino e hizo click con la cultura boricua. Sumamos todo y nos da el proyecto más sólido que hemos tenido en la historia del fútbol puertorriqueño a nivel de selección.
La base de cualquier aspiración mundialista radica en el talento y la calidad de sus jugadores; pero también en la química que haya en el campo entre esos jugadores. Puerto Rico no es ajeno a las adversidades y ha creado una sólida infraestructura para seguir desarrollando el fútbol en la isla. Sin embargo, es la irrupción de jóvenes talentos en clubes europeos y norteamericanos lo que ha despertado una ola de optimismo sin precedentes. Más importante aún, los ojos de la afición ahora sí están sobre la selección.
Jeremy De León, quien se ha forjado un nombre en el fútbol con tan sólo 20 años, representa la esperanza de un país entero a aspirar a algo más. Su agilidad, capacidad de reacción y comprensión del juego lo han convertido en una promesa para el club español y un pilar en la selección de Puerto Rico. La experiencia que está acumulando en uno de los clubes más prestigiosos del mundo es invaluable. La exposición a un nivel tan alto de competición y entrenamiento es un activo incalculable que puede trasladar a los partidos de clasificación mundialista, brindando seguridad y liderazgo desde el arco. Esto sin contar que pone cuerpos en los asientos.
Por su parte, Leandro Antonetti ha comenzado a consolidarse como un jugador fundamental en las filas de la selección. Su visión, control del balón, capacidad para distribuir el balón con precisión y habilidad de cambiar el ritmo del juego y conectar la defensa con el ataque lo hacen un jugador único. La influencia de haber firmado con el Sevilla ha brindado a Antonetti las habilidades necesarias para enfrentar a los mejores y poder continuar con desarrollo acelerado en su posición. En la selección nacional, su rol es crucial para orquestar el juego y mantener la cohesión del equipo. De hecho, fue Leandro quien anotó el gol que le dio la victoria a Puerto Rico en el último partido ante Aruba.
Wilfredo Rivera, del Orlando City de la MLS, es el hombre que puede marcar la diferencia con su velocidad, técnica y olfato goleador. Rivera ha demostrado ser un artillero eficaz en la selección, y su capacidad para encontrar el gol será vital para Puerto Rico en sus aspiraciones mundialistas. La experiencia adquirida jugando contra algunos de los defensores más físicos y atléticos de la liga norteamericana le ha proporcionado las herramientas necesarias para ser un depredador del arco contrario a nivel internacional.
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La confluencia de estos talentos en la selección nacional de Puerto Rico marca un punto de inflexión en su historia futbolística. La preparación, enfoque y dedicación de estos jóvenes jugadores no solo inspiran a sus compañeros de equipo, sino también a toda una nación que sueña con ver a su bandera ondear en una Copa Mundial.
El camino hacia la clasificación mundialista es arduo y repleto de desafíos, pero con figuras emergentes como De León, Antonetti y Rivera, Puerto Rico tiene razones más que suficientes para soñar. Debe continuar con el desarrollo de infraestructura, programas juveniles y fomentar la cultura futbolística en la isla. Si estas promesas pueden llevar su talento y experiencia al escenario internacional, no es descabellado pensar que Puerto Rico podría hacer historia y clasificar a su primera Copa Mundial en un futuro próximo.
Iván Rivera, presidente de la Federación Puertorriqueña de Fútbol, platicó con Michael Morales Torres sobre las aspiraciones de la selección y nos comparte su visión sobre el proyecto actual, que rápidamente ha rendido frutos.
“Para mí, como líder esta organización, se siente emoción gigantesca. Es algo que soñaba desde joven. Que apoyaran la selección y que la selección se sintiera apoyada por la gente. Lo más importante, que los jugadores se sintieran cómodos de venir a jugar por nuestro país. Se siente el respaldo de la gente, que me envían fotos y videos de los cines, o la gente emocionada viendo las transmisiones. Es un trabajo de mucha gente, no solo de la organización arriba en la toma de decisiones, si no que hay un staff increíble y la gente que nos apoya en diferentes alianzas estratégicas. Estamos contentos con lo que se ha logrado hasta ahora”, expresó Iván Rivera sobre el respaldo que le está brindando la afición a la selección nacional.
Además, Rivera se expresó sobre la visión de construcción al futuro que tiene la Selección Nacional: “Eso es parte de esos pasos para llegar a donde queremos. Yo creo que la parte importante que pasó con El Salvador no había ocurrido. Mucha gente quizás no lo conoce, pero sacar un punto en una eliminatoria mundialista en Centroamérica nunca había ocurrido. Y nosotros fuimos con un grupo que la media de edad estaba entre 22 y 23 años. Nos da una esperanza de que este proyecto (la selección nacional de fútbol masculina) va en buenas manos”.
“Si (la vida) les da salud a estos jugadores y se mantienen juntos, quizás no ahora, pero quizás en la próxima eliminatoria del mundial son gente que van a tener 4 a 5 años de experiencia, que para este tipo de escenario se van a acostumbrar y no les va a afectar. Yo creo que, para nosotros, es una oportunidad de disfrutarlo. Es lo que yo le digo a la gente. ¡Disfrútenlo! Desde que yo estoy siguiendo el fútbol hace 20 años atrás, no habíamos tenido este tipo de posibilidades”, añadió.
“No habíamos tenido la posibilidad de que la gente los respaldara y estuviera al pendiente de ellos. Es un planteamiento de proceso y lo más interesante, que les sirva de vitrina a muchos jugadores. Hay muchos jugadores que los ven a través de nuestra selección nacional. A veces están jugando en algunas ligas, cuando yo se que pueden estar en (ligas) mejores. Quizás la selección es lo que les va a dar el empujón a que ellos puedan llegar a otro club más importante y más profesional. Con una competencia diaria más a fin, para poder aportarle más al equipo nacional”, concluyó.
El sueño es grande, pero la esperanza es aún mayor, y estos jóvenes jugadores tienen el potencial de convertir la aspiración de una nación en una gloriosa realidad.
Este contenido publica gracias a un acuerdo de colaboración entre la plataforma Lucha Libre Online y El Calce