Si eres de los que tiene como hábito estar conectado siempre a Netflix, no puedes dejar de ver la serie del príncipe Harry y su esposa, Meghan Markle, que en menos de dos semanas, estará disponible por la plataforma de streaming.
Fue en enero de 2020 cuando la duquesa de Sussex y el príncipe Harry anunciaron que renunciarían a sus funciones dentro de la realeza y se dedicarían al trabajo independiente, noticia que tomó por sorpresa a la familia, que emprendió acciones para recuperar el control e intentar borrar la imagen inicial de desconcierto.
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Sin embargo, luego de horas de encuentros y conversaciones, Harry y Meghan dejarían el título y no recibirían financiamiento público.
El pasado mes de septiembre, la pareja anuncio que trabajarían como productores independientes para algunos contenidos de la plataforma de Netflix, y hace pocos días informaron que el próximo 8 de diciembre será el día que se estrenará su bioserie.
Algunos medios han informando que el documental fue dividido en varias partes: en uno desarrollarán la historia de amor entre la actriz Meghan y el hijo menor de la princesa Diana, Harry, también los últimos momentos vividos como parte principal de la realeza británica.
Esta docuserie se estrena en un momento muy delicado por la familia enmarcado en la muerte de Isabel II.
Los nervios, de la familia real británica, están muy vulnerables y Harry y Meghan están muy claros de ello. Algunas fuentes han indicado que los esposos han pasado los últimos días revisando el material sobre todo el “lenguaje más básico” para no herir sensibilidades en Reino Unido.
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Las polémicas en la familia real
Sin duda, para los seguidores de la vida de la realeza, este documental contiene información sobre algunos comportamientos de los miembros de la Casa Real.
En marzo de 2021, la conductora de televisión, Oprah Winfrey, entrevistó a Harry y Meghan sobre la forma en cómo supuestamente la familia real los habían tratado, por lo que Markle aprovechó para decir que antes de nacer su primer hijo, Archie, algunos miembros de la realeza se preocuparon por el color de piel de su primogénito, señalamiento que fue desmentido por el príncipe de Gales, William, quien defendió a su familia y dijo que no eran racistas.