Cine

James Cameron: Avatar, the Way of Water “es una carta de amor a la familia”

La búsqueda de la perfección para asegurar el éxito es el estado en el que el realizador James Cameron sobrevive a la presión que se provoca a sí mismo.

Un personaje del universo de Avatar nada junto a una ballena.
AVATAR: THE WAY OF THE WATER La narrativa de la secuela de Avatar también busca generar empatía hacia los océanos y el medioambiante. (Cortesía)

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James Cameron está acostumbrado a vivir en los extremos, ya que sus películas se encuentran entre las más caras jamás realizadas. Terminator 2 fue la primera cinta en costar cien millones de dólares, Titanic fue la primera en superar los doscientos millones; las dos salieron victoriosas. La primera recaudó más de quinientos millones y la segunda ostentó el récord mundial de la taquilla durante más de una década, superando los dos mil millones de dólares, hasta que Avatar (también de Cameron) le arrebató la marca.

Pasaron doce años entre Titanic y Avatar, y ahora, trece años después entre Avatar y su secuela, estrena Avatar, the Way of Water.

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“Esta película integra los logros de mi vida. Es lo más complicado que nadie ha hecho jamás”, afirmó el director en una rueda de prensa.

“Si estableces metas ridículamente altas y es un fracaso, fracasará por encima del éxito de todos los demás. Avatar: The Way of Water es una historia de aventuras y amor que hará que los espectadores reflexionen sobre el valor de la familia y la relación entre los humanos y los océanos” afirmó el director en la presentación del filme en el que, “con narrativa inmersiva”, cuenta la historia de una familia alienígena en el contexto de la vida submarina.

Una cinta de Aventuras

“Creo que, ante todo, la película es una cinta de aventuras. Es una carta de amor a la familia y cómo te hace más fuerte. Pensé en cómo podía hablar con los adolescentes de una forma que tuviera sentido para ellos”, dijo Cameron. Si con Avatar superó su propio récord de Titanic en la taquilla, la secuela, que ha costado la friolera de 350 millones, tiene el reto de superar a su predecesora.

“Me preocupaba no generar interés después de tantos años, pero cuando lanzamos nuestro primer tráiler en mayo y vimos que recibía 148 millones de visitas en 24 horas, dejé de preocuparme. Es cierto que el mercado se ha contraído debido al streaming y la pandemia, pero la gente está volviendo a los cines. En poco tiempo, saldremos de dudas”, admitió el realizador.

Ambientada más de una década después de la original, donde el pueblo azul Na’vi, de Pandora, luchó contra los colonos humanos por los recursos naturales de la luna, The Way of Water vuelve a contar con los protagonistas Jake Sully y Neytiri, ahora padres de cinco hijos. A diferencia de la primera película, que trata sobre la codicia humana en los proyectos de minería y extracción, Cameron dijo que la segunda historia expone la explotación humana de los océanos con la esperanza de generar conciencia sobre los problemas medioambientales. “La narración te obliga a sentir empatía por los océanos y luego, tal vez, al menos para algunas personas, eso puede traducirse en un tipo de acción”.

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Cameron sostiene una cámara cinematográfica en un estudio durante la filmación de la secuela de Avatar.
AVATAR: THE WAY OF WATER El director James Cameron durante la filmación de Avatar: the Way of the Water. (Mark Fellman/Mark Fellman)

Con respecto al tiempo del largometraje, que dura más de tres horas, Cameron confía en que los espectadores disfruten en el cine sin sentirse incómodos. “Es más corta que Titanic, y esa película funcionó bien”. También contó cómo desarrolló las primeras etapas del proceso. “Es importante que una secuela honre lo que la audiencia disfrutó en la primera entrega, pero también hay que encontrar un equilibrio y sorprender. Personalmente, creo que este es un filme que hay que experimentar”.

Avatar y sus secuelas (hay más entregas previstas para el futuro) son la propiedad cinematográfica más valiosa que Disney obtuvo a través de su adquisición de 21st Century Fox por $71,300 millones en 2019. La compañía ha creado una atracción del mundo Pandora en su parque de diversiones Animal Kingdom, en Florida, y el nuevo CEO de la compañía, Bob Iger, apuesta por cosechar frutos de la saga Avatar.

Cameron no se inmuta ni ante los críticos ni ante los escépticos y parece deleitarse con el desafío. “La película tendrá que estar entre las cinco más taquilleras para ser un éxito”. Con el objetivo de recaudar más de $2 mil millones, el realizador apuesta muy alto en un año pospandemia y sin el lucrativo mercado de Rusia.

“Tengo que decir que me ha llevado mucho tiempo rodar este filme porque empecé haciendo expediciones en el océano. Luego, escribimos cuatro guiones. Después, tuvimos que diseñar las películas. Y, ahora, vamos a poder estrenar una película de esta saga cada dos años. Así es como se juega este juego si quieres crear un mundo que la gente disfrute y entienda”.

Sus ambiciosos planes requieren un éxito comercial de los que ya no se consiguen en la industria del cine. Para un tipo como Cameron, el reto es una aventura. De hecho, el director calcula sus luchas en términos heroicos. “Trato de vivir con honor, aunque me cueste millones de dólares y me lleve mucho tiempo”, dijo.

En un Hollywood de traiciones, donde la palabra sin contrato vale menos que un cacahuete, el realizador admitió que nunca se ha dejado atrapar. “He tratado de no dejarme engañar por el sistema jerárquico de Hollywood. Personalmente, no me gusta cuando la gente es deferente conmigo porque soy un cineasta establecido. Sigo manteniendo una sensibilidad de clase trabajadora”.

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