Las películas de “Ant-Man” de Peyton Reed han funcionado como una especie de limpiador de paladar para las narrativas apocalípticas de las escalas más grandilocuentes en el Universo Cinematográfico de Marvel.
La versión de Scott Lang también conocido como el Hombre Hormiga, interpretada por Paul Rudd, es la de un tipo ordinario, o eso nos dicen, que todavía no puede creer que es parte de los Avengers (Vengadores). Un fan de mediana edad sorprendido de estar entre ellos. En sus propias películas, Lang vive feliz en San Francisco como un padre soltero, afable y exconvicto, que alguna vez fue despedido de Baskin Robbins y quien tiene enemigos ocasionales que vencer.
En esta tercera película, “Ant-Man and The Wasp: Quantumania”, que se estrena el jueves, Lang disfruta de su propia celebridad después del Blip con un popular libro de memorias, muchos fans en la ciudad y un buen ánimo en general — especialmente cuando no está liberando a su hija adolescente Cassie (interpretada destacadamente por Kathryn Newton) de la cárcel por desobediencia civil.
Estas primeras escenas tienen un toque divertido, ligero y gracioso como de serie de comedia en las que Lang y su familia reconfigurada, Hope Van Dyne (Evangeline Lilly), Janet Van Dyne (Michelle Pfeiffer) y Hank Pym (Michael Douglas), con quienes se sienta a comer una mini pizza que agrandan gracias a su tecnología de partículas.
“Acabo de ahorrarnos 8 dólares”, dice Pym orgulloso cuando maximiza la pizza.
Pero Ant-Man es parte del gran tablero de ajedrez del Universo Cinematográfico de Marvel, así que naturalmente él está condenado a ser absorbido por el desastre del multiverso, preparando las piezas para que vengan más películas de Avengers con la presentación de un nuevo villano, Kang (interpretado con un dolor maniaco por el gran Jonathan Majors). El resultado es mixto.
Reed regresó para dirigir haciendo equipo con un nuevo escritor, Jeff Loveness, quien también fue convocado para el guion de “Avengers: The Kang Dynasty” y es difícil no sentir empatía por ambos ante la gimnasia lógica requerida para volver a llevar a Ant-Man y su pandilla a una situación de conflicto.
Loveness, quien se forjó en la comedia y tiene afinidad por el absurdo de las películas de cómics y de menor presupuesto, le da a Ant-Man su propia aventura adyacente de “Star Wars”. Hay un poco de agitación en el Quantum Realm (Reino Cuántico), en el que hay rebeldes combatiendo contra un poderoso tirano con un ejército de soldados sin rostro. La película le da personalidad y humor a los rebeldes, incluyendo a William Jackson Harper como Quaz, quien tiene la capacidad de leer la mente. La máquina asesina del villano, M.O.D.O.K., que parece salido de una película de “Mystery Science Theater 3000” es bastante graciosa. Es un guiño a la diversión de lo ridículo de la ciencia ficción y un recordatorio de que las películas de superhéroes serias están a veces a sólo un efecto especial de ser Películas Tontas de Superhéroes.
“Quantumania” también le da a Pfeiffer mucha más acción, mientras nosotros, Hank y Hope, conocemos poco a poco de los 30 años que pasó Janet en el Quantum Realm, así como las alianzas y los acuerdos a los que llegó para permanecer con vida. Pfeiffer es una delicia y el verdadero centro de la película, a pesar de lo que diga el título. Ant-Man queda en medio de la locura, que a medida que avanza el filme comienza a sentirse un poco lenta y como un revoltijo de escenarios de ciencia ficción que individualmente están bastante inspirados y son muy interesantes, pero que juntos simplemente se convierten en un desastre sombrío.
Es una pena porque las películas de Reed generalmente son muy buenas y funcionan mejor cuando están enfocadas en personajes, no en mundos o Reinos Cuánticos. “Quantumania” brilla cuando mantiene las cosas ligeras y alegres.
Pero Kang, por lo que podemos asumir como necesidades de una historia más grande, requiere más seriedad. Majors es definitivamente aterrador y cautivador, pero Kang parece como un villano mal combinado en una película de Ant-Man y el resultado es una “Quantumania” que intenta ser demasiadas cosas. Lo que definitivamente no es, es una película de Wasp. Lilly tiene muchas cosas que hacer, pero casi no se desarrolla como personaje.
“Quantumania” logra llegar al final a pesar de todo. Sin revelar nada, simplemente diremos que Reed y Rudd logran volver a ese punto alegre, con un ligero cambio.
“Ant-Man and the Wasp: Quantumania”, de Walt Disney, debuta en cines este fin de semana, tiene una clasificación PG-13 (que advierte a los padres que podría ser inapropiada para menores de 13 años) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por algunas escenas de “ciencia ficción, acción y violencia”. Duración: 122 minutos. Dos estrellas y media de cuatro.
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