Cuando Lily-Rose Depp, convertida en Ellen, se aferra a las rodillas de su marido y mira hacia arriba, preguntando al cornudo: “¿Por qué nunca podrás complacerme como él?”. Su rostro parece poseído por la lujuria. Ella habla de Satanás como deseo, en este nuevo ‘Nosferatu’ que dirige Roger Eggers.
Esta no es la primera vez que Satanás tienta a una mujer en la pantalla, al contrario, el vampiro se ha hecho con el papel de libertador de mujeres en una larga ristra de títulos cinematográficos, es Eggers, como antes Murnau, quien rinde homenaje a la historia épica de transgresión y deseo de Bram Stoker, ‘Drácula’ que se publicó por primera vez en 1897.
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Ante la imposibilidad de conseguir los derechos, la obra maestra de Stoker surge en ‘Nosferatu’. Una trama donde las ansiedades victorianas giran en torno a la moralidad cultural y se alimenta de un romance gótico que socava el papel que deben desempeñar las mujeres dentro de la sociedad. ‘Drácula’ es en realidad un diminutivo de la palabra rumana diablo, y su presa es Mina Harker, aunque en ‘Nosferatu’ se cambia el nombre al de Ellen Hutter, por aquello de los derechos de autor. ‘Drácula’, el antihéroe del feminismo satánico, es Lucifer a la par que un libertador de la mujer.
En el ‘Nosferatu’ de Eggers, además, la posesión adquiere la dimensión de la sombra que escondemos de nosotros mismos, siguiendo la idea del arquetipo jungiano cargado de instintos sexuales. Es parte de la mente inconsciente y está compuesto de ideas, debilidades, deseos, instintos y afectos reprimidos. El demonio surge a partir de nuestros intentos de cumplir con las normas y expectativas culturales.
Esta vez le toca al diablo poseer a Lily-Rose Depp, la hija de Johnny Depp y Vanessa Paradis, en una cinta donde se gradúa como actriz. Dando vida a Ellen Hutter, Depp encuentra al Conde Orlok, vampiro interpretado por Bill Skarsgard, y una serie de terribles eventos comienzan a desarrollarse dentro y fuera de ella. Con la actriz hablamos en Los Ángeles de un personaje que podría llevarla a conseguir una nominación al Oscar.
P: Lily, me encantaría conocer tu relación con Drácula.
–Siempre me ha fascinado esta historia y este tipo de historia de Nosferatu-Drácula. Cuando mi hermano y yo éramos niños, solíamos ver mucho ‘Abbott y Costello Meet the Monsters’. Mi hermano se obsesionó con el conde Drácula y comenzó a vestirse como Drácula todo el tiempo. Se metió tanto en su papel que solo hablaba con acento de Transilvania, así que, desde temprana edad, ha sido gran parte de mi infancia. Después, he llegado a amar el personaje a través de otras iteraciones más clásicas como las de Bela Lugosi, Christopher Lee, incluso ‘Drácula: Dead and Loving It’, que es una versión divertida. Mi hermano y yo pasábamos todo el tiempo juntos cuando éramos niños, por lo que siempre estuve al tanto de la historia, y luego, cuando escuché que Rob (Eggers) iba a hacer su versión, decidí buscarle. Estaba muy emocionada porque siempre he sido admiradora del trabajo de Rob. Me parece el director perfecto para contar esta historia. Creo que llegué temblando a la audición porque no podía creer que iban a darme la oportunidad de participar en algo tan especial.
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P: ¿Llegaste a comprender la atracción del personaje por el demonio?
–Bueno, creo que tiene muchas capas, lo cual obviamente es algo que me entusiasmó desde el primer momento. Pero si hay algo que considero realmente hermoso acerca de la decisión de Rob de contar la historia desde la perspectiva de mi personaje, es que se siente como una decisión con la intención no solo de darle un nuevo giro a la historia, o modernizar, sino de profundizar en ella desde una visión femenina. No es una fuerza demoníaca la que está empeñada en matar a todos los que aparecen frente a él. Se trata de retratar el deseo carnal, lujurioso, complejo y bastante humano desde el lado del vampiro, y luego también desde el lado de la mujer. Ves el anhelo de la joven. Eso lo hace mucho más aterrador para quienes la rodean y mucho más complicado. Rob pone sobre la mesa cuestiones importantes sin ser una película moralista. Lleva un mensaje adjunto que cada uno puede interpretar, lo cual es genial. Es hermoso porque deja espacio para que cualquiera atribuya su propio significado.
“Se trata de retratar el deseo carnal, lujurioso, complejo y bastante humano desde el lado del vampiro, y luego también desde el lado de la mujer. Ves el anhelo de la joven. Eso lo hace mucho más aterrador para quienes la rodean y mucho más complicado”
— Lily-Rose Depp, actriz francoestadounidense
P: ¿Cómo te preparaste para interpretar a Ellen?
–Algo en lo que pensé mucho al construir el personaje emocionalmente es que ella está lidiando con una especie de guerra interna. Primero por su necesidad de aceptar aspectos de sí misma para los que la sociedad en la que vive no tiene cabida. La gente que la rodea no puede entenderlo, siente mucha vergüenza de sus deseos y eso la aísla. En muchos sentidos, es la batalla interna de llegar a un acuerdo con una oscuridad dentro de ella que siempre ha estado ahí, y que ella está tratando desesperadamente de reprimir, y al final, surge algo hermoso porque tiene la oportunidad de hacer una buena acción con esa parte de ella que siempre consideró perversa. Para mi, esta cinta es muy completa porque habla de temas humanos de una forma más amplia, no se trata solo de aceptar cosas dentro de ti que son difíciles de aceptar o que no quieres.
P: Supongo que habrá sido muy exigente físicamente interpretar muchas de las escenas
–El desempeño físico es la revelación de esa guerra interna. Siento que eso es algo en lo que trabajamos mucho con nuestro entrenador de movimiento, porque nadie quería que fuera simplemente movimiento ni una actuación física que se ve hermosa ante la cámara y que está muy coreografiada. Por supuesto, tenía que haber estructura, pero hubo espacio para la improvisación. La forma en que filmamos fue bastante técnica, muy parecida a un baile con la cámara, donde el rodaje se concibió con movimientos organizados y donde tus compañeros de reparto tenían su propia coreografía. Digamos que todo era sostenible. Queríamos que cada momento estuviera impregnado de una intención real, que viniera de un lugar real basado en una emoción, pero que siempre fuera diferente. Cada momento en el que ves a mi personaje pasando por algo extremadamente físico, está tratando de decirte algo sobre dónde se encuentra en su lucha contra los demonios. Hay momentos en los que se ve superada por sus emociones, por su lucha, pero en muchos otros se la ve luchando activamente contra aquello que sea que la ha atrapado. Eso es algo en lo que pensamos mucho, no solo en el aspecto físico, sino en la raíz emocional detrás de todos esos momentos. Fueron horas y horas de ensayos, muchas de esas escenas las ensayamos con el corsé puesto. Porque, por supuesto, eso cambia completamente todos tus movimientos y tu respiración, pero lo encontré realmente útil, porque creo que te ayuda a entrar en la zona de lo que esa persona estaría sintiendo o pensando, como he dicho en un par de entrevistas, creo que algo muy emotivo surge de ese tipo de movimiento. Tal vez sea simplemente por la naturaleza de tu cuerpo, que reacciona de forma sorprendente, por ejemplo, cuando tiemblas y lloras. Tu cuerpo siempre se abre cuando generas mucha emoción y eso va de la mano con la interpretación de mi personaje.
P: Retratas una mezcla compleja de vulnerabilidad, fuerza y sensualidad. ¿Qué otras mujeres, reales, cinematográficas o escritas, inspiraron tu actuación?
–Hay tantas actrices que amo y tantas actuaciones que admiro que no sabría decir. Creo que Ellen siempre fue un personaje único, incluso en la forma en que Rob la escribió en el guión. Estaba muy claro que ella iba a ser única y también muy diferente de las Ellen Hutters del pasado, tal vez debido a su conexión con el vampiro que siempre fue clara y complicada. Rob y yo hablamos de la idea de que ella tuviera un pie en este mundo y un pie en otro, esa idea realmente me ayudó porque pensé en muchas cosas. Me ayudó a inclinarme hacia el aspecto fantasmal del personaje donde hay mucha vulnerabilidad, pero también una especie de resolución. Rob me dio un texto increíble cuando comenzamos a filmar sobre una chica que está teniendo un tipo de historia de amor espiritual y sexual con un demonio que fue inspirador para mí.
“Cada momento en el que ves a mi personaje pasando por algo extremadamente físico, está tratando de decirte algo sobre dónde se encuentra en su lucha contra los demonios”
— Lily-Rose Depp, actriz francoestadounidense
P: Tu personaje es una víctima, no sólo del vampiro, sino de la sociedad de la época. ¿Fue eso algo que te atrajo del papel, su carácter empoderador?
–Creo que para Ellen se trata tanto de la batalla interna como de la batalla que ocurre fuera de ella. En gran medida, el hecho de que ella acepte la oscuridad dentro de sí misma, esa oscuridad que siempre ha tenido y necesita aceptar en un mundo que no quiere ver lo que le sucede ni tiene espacio para ella, es muy empoderador. Creo que ese aspecto es una gran parte de su viaje, absolutamente. Como actor, mi trabajo es representar la vida de manera convincente. Lo único que puede nutrir esas emociones es la vida, la experiencia, a través de las cosas por las que pasas y las emociones que atraviesas. Yo sólo puedo actuar cuando recurro a emociones reales. Eso es lo maravilloso de ser actriz. Puedo ir a lugares increíblemente personales y, aun así, esconderme detrás de personajes hermosos dentro de universos asombrosos. Me gusta explorar emociones que son muy personales. Nosotros alimentamos a los personajes porque son ellos los que nunca han pasado por algo parecido.
P: ¿Cómo llegas a encontrar esos sentimientos e identificarlos dentro del papel?
–Por eso me encanta mi trabajo. Descubrir emociones dentro de la existencia humana me fascina. Yo me inclino hacia personajes con una psicología compleja porque me gusta el reto. Siento que cuanto más complejo emocionalmente sea un personaje, más te sacará de tu zona de confort.
El personaje de Ellen en la adaptación de Eggers de la icónica historia de vampiros sirve como recuperación de sus protagonistas femeninas audaces y provocativas injustamente condenadas. La película explora la naturaleza del miedo.
La cinta elimina cualquier fachada que uno tenga y muestra las reacciones del ser humano en el momento en el que estás corriendo para salvar tu vida o estás intentando salvar la vida de alguien. Todos estos momentos y estos personajes nos ayudan a explorar temas que son profundamente conmovedores.
P: ¿Qué lección te llevas de tu experiencia en ‘Nosferatu’?
–Realmente siento que aprendí mucho haciendo esta película. Lo más importante, creo que fue que aprendí a soltar un poco las riendas, no es que alguna vez tengas las riendas como actor, pero siento que, como nunca había filmado de una manera tan técnica, aprendí a hacer que la cámara fuera parte de la actuación y parte de mi acción. Y eso es, técnicamente hablando, un trabajo que nunca antes había hecho. Fue fascinante aprender a trabajar de esa manera, porque me ayudó con mi actuación. Fui parte de un rompecabezas gigante en movimiento. Fue muy hermoso. Me liberó de una manera diferente, porque me dio una estructura con la que actuar. Luego, cuando eres capaz de encontrar la libertad dentro de ese espacio, te sientes protagonista de un baile alucinante y estoy muy agradecida por ello.
Otras películas de vampiros donde la mujer es seducida por ‘Drácula’
La idea de la mujer como tentación, como conducto para el pecado, se originó en el relato de la caída del Génesis. En el siglo XIX, la tentación de Eva fue recuperada por la literatura gótica. Antes de ‘Drácula’, se publicó ‘Carmilla’ (1872) de Sheridan Le Fanu, en la que una vampira lesbiana se infiltra en la casa de una familia noble y amenaza con seducir a su inocente hija. Su adaptación cinematográfica se hizo en 1970 en la cinta ‘The Vampire Lovers’ (1970).
En el siglo XXI, un estudio de películas aborda las ideas del feminismo satánico, que surgen del ‘Drácula’ original de Stoker. Sus heroínas son librepensadoras luciferinas, como en ‘No nos liberes del mal’ (1971). Algunos son vampiros protagonistas como en el cuento de feminista iraní ‘A Girl Walks Home Alone at Night’. En otros aparecen embarazadas de la descendencia de Satanás, como se muestra en ‘Rosemary’s Baby’ (1968) de Polanski. Las mujeres que conspiran con Drácula son retratadas como todo lo que un ama de casa obediente no debería ser, como Lucy en el ‘Drácula’ (1992) de Francis Ford Coppola o Jennifer en ‘El cuerpo de Jennifer’ (2009) de Karyn Kusama. Quizás, la obra maestra feminista satánica definitiva sea ‘Possession’ con Isabella Adjani de protagonista.