Con tambores vibrando y baile, la Plaza Carlos ‘Tatá’ Cirino de Medianía se convirtió ayer en el epicentro de la celebración del Día de la Bomba, en el que la alcaldesa del municipio de Loíza, Julia Nazario Fuentes, encabezó los actos conmemorativos, destacando la importancia de esta manifestación artística como símbolo de la identidad puertorriqueña.
“Durante el evento reconocimos la labor cultural de Marcos A. Peñaloza Pica, músico loiceño, compositor y folclorista destacado, por su valiosa contribución a la preservación y difusión de la bomba, la plena y otras tradiciones musicales puertorriqueñas”, expresó Nazario Fuentes.
PUBLICIDAD
Peñaloza Pica ha dedicado su carrera a mantener vivas las raíces culturales de Loíza, aportando al legado musical del país desde su rol como educador y creador. Su homenaje fue uno de los momentos más emotivos de la jornada, que estuvo acompañada por las vibrantes presentaciones de los grupos Parranderos de Loíza, El Junte Loiceño y Florecer Loiceño.
La Ley Núm. 180 de 17 de agosto de 2002 declara el último sábado del mes de marzo de cada año, como el Día Nacional de la Bomba en Puerto Rico, con el propósito de enaltecer el valor folklórico y cultural del género musical de la bomba como parte de nuestra tradición y cultura. La bomba es el nombre genérico con que se denomina un conjunto de ritmos y bailes, tales como el calinda, sicá, grasima, leró, cuembré, holandé, yubá, bambulé y seis bombeao. Se estima que el origen data del siglo 16, traída por esclavos de la región de Ghana, en África Occidental.
Aunque su origen exacto no se ha podido precisar, la bomba evolucionó entre la población esclava de las plantaciones de azúcar en el archipiélago, influenciada también por elementos de la cultura taína. Las celebraciones con bomba eran espacios donde los esclavos conmemoraban bautismos y matrimonios, y, en ocasiones, planeaban rebeliones. Estas fiestas eran permitidas solo los domingos o días festivos.