Arte y Cultura

Un “Encuentro de Estrategias” en pos del arte como educación

A través del arte, se desarrolló un proyecto educativo que está impactando las escuelas públicas del país

Mural de Boricua Rivera en Río Piedras, San Juan
Mural de Boricua Rivera en Río Piedras, San Juan Puerto Rico (Ashley Rivers)

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RÍO PIEDRAS – Boricua Rivera Batista ya ni suda cuando el sol le da mientras hace lo que ama.

Y no hablamos precisamente de arte. Bueno, sí, se trata de arte, aunque en esta ocasión el diálogo es más bien sobre el arte como educación.

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En esta mañana de enero, el artista se encuentra frente a su obra, un mural lleno de detalles que sirve de bienvenida a quienes entran a recibir e impartir el pan de la enseñanza en la escuela elemental de Villa Capri, en una de las vías aledañas a la Avenida 65 de Infantería, a media milla del atribulado Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico.

Y usted que lee esto preguntará: ¿No se ha puesto duro ese pan de la enseñanza en Borinquen? Pudiera ser… pero es ahí que Boricua se viste de repostero y hace un budín con ese pan endurecido, un postre de arte pura para la niñez y los obreros de la educación.

“Esto se llama ‘Encuentro de Estrategias”, dice Boricua, con una sonrisa que batalla por caber en su rostro.

“En la lucha que se libra por defender la educación pública, sobran las estrategias educativas. Si lo comparas con eso y si nos vamos al carácter histórico de grandes batallas, yo uso, como puedes ver aquí, unos caballos de Troya, como se hizo en Grecia durante tiempos antiguos. Pero estos caballos de Troya no significan una entrada guerrera a salvar a Helena, como pasó en Grecia, sino que representan algo infalible, que no falla. Porque es que ese caballo de Troya, en ese momento, se consideraba infalible, y así es que yo creo que deben ser las estrategias para defender y promover las virtudes de la educación pública”, señaló.

En el mural, se aprecian tres caballos de Troya: uno de color azul, más grande que los demás, y dos más pequeños, de color amarillo sol. Además, aparecen piezas de ajedrez, alfiles y peones, que acompañan a los caballos, que de por sí son también piezas de ajedrez. Boricua no vacila al reconocerlo: el trayecto de su obra y su misión educativa se ha dado encima de un tablero tan blanco y negro como la honestidad de su arte. Como se puede notar, tanto alfiles como peones tienen cabezas de pájaro porque, vamos, el arte es para poner las mentes a volar.

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“Los pájaros que pinto son antropomorfos”, destacó.

“Y pues yo tengo estos caballos de Troya entrando con otras estrategias. Uno viene con la realidad virtual que ahora se vive, gracias a la era digital en la que nos desenvolvemos. Otro representa lo cotidiano y realza la educación conductista. Y el otro alude al deporte y a la educación, algo que no deben estar separados y que también comparten elementos sinónimos de arte”, puntualizó.

De igual forma, resalta que “en la composición, hay otros mensajes”.

“Entre lo rojo del sol, hay un balón deportivo y un bolígrafo que componen un triángulo invertido. Y entre lo negro del peón, el caballo y el alfil se hace otro triángulo hacia arriba, estableciendo un horizonte con todos los símbolos del alquimista, o sea, de tierra, agua y fuego, todos símbolos primordiales para la vida, en una comparación indirecta con la educación”, expresó.

Sobre el proceso, Boricua narró que el mural comenzó como algo cuadriculado, ante la mirada de los niños y las niñas de la escuela, quienes también cooperaron con la construcción y el desarrollo de la pieza.

“El mural yo lo cuadriculé, para que los niños pudiesen ver cómo uno extrapola de un boceto pequeño a un mural grande. Al trabajar conmigo, entran en un proceso de constructivismo en su aprendizaje. Pasaron por procesos matemáticos, de solución de problemas, de entender que se aprende mientras se hace”, acotó.

La pieza es parte de un proyecto inmenso propulsado con fondos federales por el programa 21st Century, que coordinan Luis M. Oppenheimer Rosario, Ramonita Rodríguez Nogué, la doctora Mayra I. Sierra Sierra y el licenciado José Molina. El pasado 21 de marzo, se develó el mural, primero de esta serie sobre el arte como educación. Entre los asistentes, figuró el secretario de Educación, Eliezer Ramos, así como los poetas Jorge Rojas y Carlos Mundo. El periodista Hermes Ayala presentó una pieza oral sobre la trayectoria del artista.

Junto a Boricua, estas brillantes mentes han logrado un compromiso colectivo a favor de la esperanza, del bienestar, del crecimiento de una raza caribeña que se crece cuando le toca.

Es el arte más allá de la superviviencia; es el arte más allá del rescate. Es el arte como modo operacional cotidiano hacia un futuro sosegado por un entendimiento que llueve encima de un prójimo cada vez más tenaz, que rehúsa secarse con el calor del desentendimiento.

“Esto es solo el comienzo. Después vamos con otro en Concordia Gardens, por ejemplo, en el sector Los Peña, en Hill Brothers, en Las Dalias, en Monte Hatillo. Básicamente, estamos recorriendo la Avenida 65 de Infantería, desde la zona donde ubica la comunidad de Parque Escorial, cerca de la Avenida Iturregui, hasta acá, que es más cerca de la Universidad. Es un proyecto ambicioso, y estoy muy agradecido de trabajarlo”, suspiró, su mirada aún en los detalles del mural.

Es que así debe ser el arte cuando se usa para educar: lleno de ambición y esperanza.

“Con este proyecto, yo solidifico un pensar que, en algún momento, entendí como epifanía, cuando comencé a trabajar con el arte como herramienta educativa. Y es que el arte es el arma que la vida me dio para defender mi país, mi cultura. Porque… ¿qué mejor que colaborar con el bienestar de mi país que entregarle mi arte a la educación de nuestra niñez? Esa es mi misión”, interpuso.

La misión se cumple con cada pincelada. Con sus encuentros de arte, este estratega gana batallas que asegurarán el porvenir de nuestra tierra.

“La vida misma me enseñó que el acto de hacer arte es lo que me educa. Si yo, al igual que otros artistas, logramos entender eso, la responsabilidad se me hace inescapable”, reconoció.

De este caballo de Troya, sale un ejército que lucha por que el arte se vuelva educación. La victoria, así las cosas, luce inminente.

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