Si tu pareja te promete cambiar y no lo hace, es hora de caminar en solitario

Es hora de entender que no podemos cambiar a nadie que no quiere hacerlo por sí mismo, no importa cuánto se lo pidas a tu pareja.

Muchas veces iniciamos una relación (o esta se sostiene) bajo la idea de que podremos cambiar a la otra persona para que se convierta en lo que esperamos en una pareja, cuando en realidad esto solo es una pérdida de tiempo.

Tal como asevera un viejo dicho, “nadie puede cambiar a una persona, pero una persona puede ser la razón por la que alguien cambie”, por lo que constantemente estamos almacenando esperanzas con la idea de que en algún momento todo va a mejorar.

No obstante, este es un proceso muy íntimo y personal que nace de la propia voluntad de alguien. Por más que hayan estímulos externos o incluso dolor, si esa decisión no le lleva a tomar acciones tienes dos opciones: aceptarlo como es o alejarte.

La mayoría de los casos nos decantamos por la primera solución. Aguantamos hasta que se nos hace imposible, llevándonos muchas insatisfacciones, dolor, pleitos y decepciones, transformándose en una relación tóxica.

El miedo y el apego nos paralizan ante la idea de dejar ir a ese ser amado, pero no podemos olvidar que entre todos los amores, el más importante es el propio.

En especial, si tu pareja te ha prometido en mil ocasiones que va a cambiar, que mejorará sus conductas y actitudes o que dará un esfuerzo extra por el beneficio de la relación y sigues encontrándote de vez en cuando llorando por seguir en el mismo punto.

Es hora de romper esos patrones y dejar de romantizar esa capacidad “de aguante” que tenemos los seres humanos cuando estamos enamorados. La verdad es que el amor no todo lo puede, no todo lo espera, no todo lo puede soportar.

El amor no basta para sostener un noviazgo o un matrimonio, porque también son importantes las dosis de compromiso, responsabilidad, comunicación y honestidad para que funcione.

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