Tan bueno y necesario es comer, como velar qué y cuánto nos comemos. Evitar la acidez o, lo que es peor, el reflujo gastroesofágico crónico, es un asunto de mensura y sentido común, alertó el gastroenterólogo Melvin Acosta.
Esa condición, que produce un calentón en el pecho, amargura en la boca y hasta pérdida de esmalte en los dientes, ocurre cuando la válvula que previene el flujo de ácido del estómago hacia el esófago deja de funcionar correctamente. Además de ser tremendamente molestoso, ese ácido que llega al esófago puede dañar su tejido, causar úlceras, estrechamiento y hasta alguna malignidad. Un reflujo crónico, explicó Acosta, afecta la calidad de vida del paciente.
A causa de ese reflujo, “los gustitos de la vida que nos damos, llega un momento que no podremos tener acceso a ellos”, dijo. Entonces, hay que renunciar a muchos alimentos, como postres y licores.
El reflujo gastroesofágico se puede confundir en muchas ocasiones con síntomas cardiacos. Existen medicamentos a base de aluminio, magnesio y carbonato de calcio que pueden ayudar a aliviar el malestar o herbederas. Cuando la molestia persiste, “tenemos que ocuparnos y visitar nuestro médico para descartar otros problemas del corazón o estomacales”, indicó el especialista.
Sin embargo, hay cambios que podemos realizar para prevenir que esa acidez sea habitual y se convierta en un problema permanente.
Evita el sobrepeso:
El reflujo puede convertirse en una molestia diaria a causa del sobrepeso, señaló el especialista. Acosta indicó que, aunque se cree que la utilización de antiácidos es efectiva para atenderlo, el control de peso es lo principal para evitar el reflujo gastroesofágico.
Come bajo en grasa e irritantes:
Esto es parte del sentido común al que se refiere Acosta. Al reflujo también aportan los alimentos (trigger foods) grasosos y fritos, las bebidas carbonatadas, vegetales ácidos como el tomate y jugos cítricos como la toronja. Acosta explicó que las grasas causan que el movimiento del estómago sea más lento, lo que atrasa el comienzo de la digestión en el intestino. El médico también mencionó en la lista de trigger foods al ajo, la cebolla, el chocolate y la menta.
Reduce las porciones:
Aquí hablamos de mensura. Acosta señaló que la recomendación de consumir porciones de alimento pequeñas es importante para no afectar el estómago. Comer cantidades grandes de alimento hace que este órgano se expanda. También se abre la válvula responsable de prevenir el paso del ácido del estómago al esófago; así que aumenta la probabilidad de que líquidos y alimentos entren hasta el esófago.
Cuidados al dormir:
Un consejo bastante común es esperar al menos dos horas después de comer para acostarse a descansar. La lógica detrás de esto es que, mientras estamos parados o sentados, la gravedad evita que los alimentos suban al esófago. Además, ayuda al proceso de digestión. Quienes padecen de reflujo no deben dormir boca abajo ni en posición horizontal. El gastroenterólogo que este paciente debe descansar con la cabeza y torso elevados.
Otros cuidados:
Acosta relacionó los altos niveles de estrés con la producción de ácido estomacal. Por eso, recomendó practicar ejercicios de relajación y manejar la ansiedad. También reiteró el daño que causa el cigarrillo. Sobre el consumo de alcohol, la respuesta fue categórica: beber poco y no mezclar tipos de licor. “No es cierto que si vas a beber, hay que comer mucha proteína o carbohidrato. La respuesta es que no bebas mucho”, expresó.