No es lo mucho, es lo seguidito, dice un refrán. Pero, cuando se trata de darle gusto al paladar en la temporada navideña, ¡comemos mucho y seguidito! El exceso calórico y la cantidad de alimentos y bebidas que ingerimos traen, más que el temido aumento en peso, el riesgo de que nuestra salud se descontrole, advirtió la nutricionista Giovanna Gierbolini Rodríguez.
“Lo menos malo son las libras demás” que ganamos durante las fiestas navideñas, dijo la licenciada en nutrición y dietética. Esas pueden perderse en el nuevo año con la disciplina de ejercicio y alimentación, que suele ser una de las favoritas en la lista de resoluciones de muchos. Lo que debe preocuparnos es que, por dejarnos llevar por el “que se chave tó”, se eleven los niveles de azúcar, presión colesterol, triglicéridos o terminemos con problemas gastrointestinales.
“Lo que más trato de combatir es la cultura de que se acaba el mundo si no lo pruebo, de que se chave tó, porque después en enero seguimos y entonces sí se puede chavar tó”, señaló Gierbolini Rodríguez. Por eso, recomendó que antes de ir a una fiesta o planificar la propia, hagamos algunos cambios que no solo nos beneficien, sino que cuiden a familiares o amistades que ya pueden ser pacientes de hipertensión o diabetes, por ejemplo.
No llegues con hambre a una fiesta
Aunque usualmente hacemos todo lo contrario, es preferible comer antes de llegar a una fiesta. Así evitamos el atracón de entremeses, comida, postres y alcohol que abunda en todas las celebraciones de la oficina, el vecindario, la familia, las parrandas y las invitaciones que aparecen en el camino. Esa abundancia es la que nos gusta, pero también es la que nos lleva al límite. En un par de horas, podríamos estar consumiendo las calorías de todo un día.
¡Aléjate de la mesa!
“Le digo a las personas que hay que sacar la socialización de la mesa de la comida y de los entremeses”, comentó la nutricionista. Recomendó servirse en un plato pequeño algunos alimentos y alejarse a conversar en otro lugar, recordando que hay que dejar espacio para la comida. Al momento de la cena, hay que empezar sirviéndonos vegetales o ensalada. Gierbolini-Rodríguez dijo que debemos quitarnos la costumbre de que hay que probarlo todo al momento, cuando podemos reducir la cantidad de consumo y guardar para después.
La creatividad al servicio de nuestra salud
El tradicional plato navideño tiene un alto contenido de carbohidratos: el arroz, la ensalada de papas o coditos, y el panecillo. La picadera casi siempre es alta en calorías y grasas: galletas, papitas, refrescos y dips, igual que los postres y el coquito. “Podemos ser nosotros los que llevemos la ensalada verde o vegetales. Hay muchas recetas en línea que nos permite ser creativos”, añadió la especialista. Sugirió también optar por sustitutos de azúcar para los postres y preparar aperitivos saludables como ensaladas de grano, frutas o hummus.
“Celebramos la Navidad con la gente que queremos y muchas veces ellos tienen complicaciones de salud. Debemos tener eso muy presente y cuidar de ellos también”, manifestó Gierbolini-Rodríguez.