Como hemos dicho en notas anteriores, resaltamos que al llegar un nuevo año millones de personas se trazan como gran meta poder adelgazar y mejorar la salud corporal, muchas veces debilitada ante los constante abusos gastronómicos y etílicos de las fiestas decembrinas y de fin de año.
¿Comenzaste tu dieta? ¡Perfecto! Pero además de saber elegir los alimentos que te hagan posible tu meta de perder kilos, más la rutina de ejercicios obligatoria que tienes que implementar, es importantísimo que sepa cuáles son los horarios adecuados de cada comida.
Con respecto a la cena, muchas investigaciones han asegurado que es la comida que más hay que tener cuidados, ya que, al irnos a dormir a las pocas horas de hacerlo, lo ingerido se afianza más en el sistema. Por ello, la prestigiosa Universidad de Harvard, en los Estados Unidos, determinó gracias a un reciente estudio cuál es la hora ideal para cenar y que beneficie el proceso dietético.
¿Cuál es la mejor hora para cenar?
Los científicos de la escuela académica mencionada desarrollaron una investigación donde se midió las hormonas del apetito de los participantes y como resultado obtuvieron que, al cenar más tarde, se aumenta la resistencia a la insulina y se producirá en el metabolismo una alteración del equilibrio hormonal.
Los científicos llevaron a cabo un pequeño ensayo controlado aleatorio en el cual pidieron a 16 personas obesas o con sobrepeso que probaran dos horarios de comidas diferentes con dietas idénticas. En el primer horario, durante 6 días seguidos, los participantes desayunaron, almorzaron y cenaron, pero terminaron la última comida 6 horas y media antes de acostarse.
Los especialistas estudiaron las hormonas reguladoras del apetito, la temperatura corporal, el gasto de calorías y las células grasas de los participantes. Las conclusiones indican que Harvard recomienda dejar de comer al menos 6 horas antes de ir a la cama porque, cuando el reloj interno del cuerpo detecta que se supone que deberíamos estar durmiendo, el metabolismo se vuelve más lento y la temperatura del cerebro desciende como parte del proceso de eliminación de toxinas.
