Alcanzar la felicidad es quizá uno de los propósitos humanos más perseguidos, pero alcanzarla puede depender en gran medida de la química corporal e incluso de la genética, ya que, según la ciencia, hay algunos factores que pueden hacer felices a todos los seres humanos con casi total seguridad.
Quizá la ciencia de la felicidad más precisa esté relacionada con la química y, en concreto, con la liberación de sustancias químicas naturales en nuestro cuerpo que suelen definirse como el “cuarteto de la felicidad”, entre las que se incluyen la endorfina, la serotonina, la dopamina y la oxitocina.
“En el nivel más fundamental, la neurociencia explica la mecánica de cómo llegamos a sentirnos felices, pero esta explicación tiene sus límites”, afirmó a Metro la doctora Nicole Celestine, científica del comportamiento de la Universidad de Australia Occidental.
Y añadió: “Cuando nos relacionamos con el mundo, podemos actuar de formas que son gratificantes desde el punto de vista neuroquímico, y nos hacen sentir felices. Por ejemplo, cuando salimos victoriosos de un concurso, disfrutamos de un poco de serotonina; cuando nos impulsamos hacia un objetivo valioso, hay dopamina, y cuando abrazamos a un amigo o a una mascota, eso es oxitocina”.
Pero la sensación de bienestar provocada por las reacciones químicas del interior del cuerpo parece no ser suficiente para saber qué hace felices a las personas, ya que los factores psicológicos, emocionales e incluso sociales también desempeñan un papel importante.
“La forma en que pensamos y prestamos atención afecta a la manera en que responden nuestros neurotransmisores, determinando lo felices que llegamos a sentirnos”, afirma Celestine.
La búsqueda de esta codiciada emoción se ha convertido en un área de creciente interés entre los investigadores, y muchos estudios científicos han intentado examinar los factores que contribuyen a la felicidad.
Por ejemplo, el Informe Mundial sobre la Felicidad sostiene que la mejor manera de saber cómo es feliz la gente es preguntárselo directamente. En cuanto a si existe una fórmula para la felicidad, Jan-Emmanuel De Neve, catedrático de Economía y Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Oxford (Reino Unido), declaró a Metro que “no, pero hay una serie de factores determinantes que creemos que ayudan a explicar por qué algunas personas dicen ser más felices que otras, como la salud física y mental, nuestras relaciones sociales y la confianza en la sociedad”.
El dinero también es un factor que puede contribuir a alcanzar la felicidad, aunque varios estudios destacan que no es el principal y que solo contribuye a la búsqueda de esta emoción en cierta medida.
Las investigaciones afirman que el dinero puede dar una sensación de felicidad porque permite llevar una vida digna y librarse de las preocupaciones básicas, pero cuando el dinero supera cierta cantidad ya no tiene el mismo impacto. Por ejemplo, nuevas investigaciones revelan que existe un cierto techo en la relación entre dinero y felicidad, ya que tras alcanzar unos ingresos de $100,000 anuales, la sensación de felicidad deja de aumentar.
Aunque hay muchos factores diferentes que contribuyen a alcanzar la felicidad, los expertos aconsejan centrarse en los que podemos controlar, para que al final este sentimiento dependa más de nosotros que de la situación.
Las claves
Consejos de Pursuit-of-Happiness.org que pueden contribuir a la
felicidad a corto y largo plazo:
Felicidad a corto plazo
- Pasar tiempo con los seres queridos
- Realizar una actividad divertida o una afición
- Relajarse y descansar del trabajo o las responsabilidades
- Escuchar música o ver una película o programa de televisión favorito
Felicidad a largo plazo
- Construir y mantener relaciones positivas. Los actos de bondad pequeños pero frecuentes y espontáneos pueden marcar una gran diferencia.
- Hacer ejercicio físico con regularidad. Los ejercicios mixtos, que incluyen estiramientos y ejercicios de resistencia, son especialmente eficaces
- Las verduras y frutas frescas contienen flavonoides que influyen en el estado de ánimo, además de alimentar a las bacterias amistosas de nuestro intestino, que regulan muchos neurotransmisores vitales como la serotonina y el ácido gamma-aminobutírico (GABA). Por eso los alimentos procesados pueden contribuir a la depresión
- Practicar la gratitud y la atención plena (mindfulness) con regularidad
- Empeñarse en trabajos o actividades significativas que proporcionen un sentido de propósito, así como vivir en consonancia con los valores y creencias personales
- Aunque la felicidad a corto plazo es importante, cultivar la felicidad a largo plazo es, en última instancia, más satisfactorio y sostenible
3 PREGUNTAS A... Jan-Emmanuel De Nev
Catedrático de Economía y Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Oxford, Reino Unido
¿Cómo podemos definir la felicidad?
— La felicidad y el bienestar tienen que ver con cómo sentimos que nos va la vida. En concreto, la felicidad se referiría a experimentar muchas emociones positivas mientras se atraviesa la vida.
¿Cómo se puede medir?
— La mejor manera, y posiblemente la única, de medir la felicidad es preguntando a las propias personas. ¿Quién mejor que ellos para juzgar si alguien es feliz? Este es nuestro enfoque desde la ciencia del bienestar, que ponemos en práctica formulando preguntas como “¿Se siente feliz en este momento?” o “¿Está satisfecho con su vida actual?”. Normalmente, pedimos a los encuestados que valoren su felicidad en una escala de 0 a 10. Esas cifras se convierten en el punto de partida de la encuesta y de nuestros análisis para ver qué puede explicar que algunas personas o naciones se sientan mejor con su vida que otras.
¿Cuánto dinero se necesita para ser feliz?
— El dinero no es garantía de felicidad, pero su influencia depende tanto de su situación económica actual como del contexto en el que vive. En el contexto de Estados Unidos o el Reino Unido, por ejemplo, estimo que por encima de unos $100,000 dólares ya no vemos que más ingresos lleven a más felicidad. Tampoco debemos olvidar que la relación entre ingresos y felicidad va en dos direcciones. En mi investigación, he descubierto que los adolescentes más felices acaban ganando más dinero en primer lugar (incluso teniendo en cuenta el estatus socioeconómico de su familia), por lo que probablemente deberíamos centrarnos primero en nuestro bienestar en lugar de pensar que el dinero será la clave de la felicidad.