A nivel gubernamental, empresarial y comunitario, existe una gran preocupación por los avances de la inteligencia artificial (IA) y de cómo esta no solo ya es parte de la sociedad, sino que parece desplazar a parte importante de ella.
Con información de Ekathimerini.com, detallamos los cuatro grandes riesgos de la inteligencia artificial a los que estamos expuestos los humanos.
PUBLICIDAD
Desinformación
El uso de la inteligencia artificial puede amplificar el problema de la desinformación y la propagación de noticias falsas. Las redes sociales y otras plataformas digitales ya han sido utilizadas para difundir información distorsionada, y la incorporación de la IA en este proceso puede generar un mayor volumen de información falsa. Esto puede afectar negativamente la credibilidad de las instituciones y socavar la democracia.
Proliferación
La inteligencia artificial se está democratizando, lo que significa que está cada vez más accesible para cualquier persona con habilidades de programación. Esto puede llevar a una proliferación de aplicaciones de IA, tanto beneficiosas como dañinas. Si bien las personas pueden utilizar la IA para crear cosas nuevas y útiles, también puede ser utilizada por actores maliciosos para desarrollar malware, manipular mercados y propagar propaganda perjudicial.
Desplazamiento laboral
La IA tiene el potencial de desplazar a un gran número de trabajadores a medida que las máquinas reemplazan ciertas tareas y empleos. Esto puede ocurrir en diversos sectores, incluyendo el conocimiento y la fabricación. A diferencia de interrupciones anteriores en el mercado laboral, la IA podría generar un desplazamiento a gran escala y a una velocidad mucho más rápida, lo que podría tener consecuencias económicas y políticas significativas.
Reemplazo humano
A medida que la comunicación con las máquinas impulsadas por IA se vuelva más común, existe el riesgo de que las personas dependan excesivamente de estas interacciones y establezcan relaciones más estrechas con las máquinas que con otros seres humanos. Esto puede tener un impacto negativo en la salud mental y el bienestar de las personas, ya que la falta de interacciones humanas significativas puede generar sentimientos de aislamiento y depresión.