A lo largo de su carrera y vida pública, Mercedes Rodríguez ha acompañado a muchas personas – conocidas y desconocidas - con sus palabras de ánimo, reflexiones sobre la convivencia colectiva y sus luchas por la justicia. Esa compañía que se le devuelve con creces es la que más atesora y agradece ahora que el Parkinson sacudió su vida.
“Dentro de la enfermedad, lo tengo todo”, expresó la psicóloga en entrevista con Metro Salud. Es una expresión absoluta que implica mucha confianza, humildad, determinación y esperanza. En marzo, Mercedes compartió a través de las redes el diagnóstico y cómo el tener que enfrentar esta condición neurodegenerativa ha supuesto un cambio significativo en sus rutinas. Fue en agosto del año pasado que recibió un diagnóstico definitivo, luego de múltiples consultas médicas a causa de muchos síntomas que fueron acumulándose durante los primeros tiempos de la pandemia.
“Tuve un tiempo que no me sentía muy bien. Me sentía enferma de tantas cosas que no sabía por dónde agarrarlas y eso se acompañó de una tristeza”, relató. Al principio, de la pandemia sufrió de culebrilla, la que describió como el dolor más grande de su vida. Le siguieron episodios de insomnio, pesadillas y otros malestares que no relacionaba necesariamente con Parkinson. Entonces, comenzaron a aparecer otras señales, como problemas reumáticos, caminar lento, desbalance y el movimiento involuntario de su mano derecha. Ese último síntoma fue el que la llevó a consultar una especialista en desórdenes del movimiento.
A los 72 años, su vida ha cambiado radicalmente, comentó. Sabía del Parkinson lo mismo que de otras enfermedades, así que se dedicó a estudiarlo y a orientarse.
“He tenido que organizar mi tiempo alrededor de mis prioridades de salud, y mi prioridad es cómo evitar que el Parkinson avance. Estoy determinada a detener el desarrollo de la enfermedad. Sobre todo lo que yo pueda tener control, yo lo voy a controlar”, manifestó. Su agenda diaria, que antes ocupaba en charlas, talleres o consultorías, ahora se concentra primero en sus terapias. Además de los medicamentos, que le ayudan a atender los problemas de rigidez que causa la condición, Mercedes hace ejercicios en y fuera del agua, practica taichí, toma terapias del habla y psicológicas.
“Son cambios importantes en mi vida. Naturalmente, me ha dado trabajo. Es normal para quien recibe la noticia de que tiene una enfermedad neurodegenerativa crónica”, reconoció. Poco a poco, ha ido incorporándose a algunas actividades que antes del diagnóstico ocupaban su tiempo. También mantiene su programa radial Aquí Contigo, que se transmite los domingos por Noti Uno.
Ese espacio, asegura, es parte de su terapia. “Lo hago con mucha ilusión porque tengo un público que me quiere. Se convierte en una experiencia de acompañar y sentirme acompañada por otras personas”, expresó. Ha recibido “un tsunami de cariño” que la conmueve y llena de entusiasmo.
Frente al gran reto de la enfermedad, Mercedes se sabe bendecida porque cuenta no solo con los recursos que le ha brindado su formación profesional, sino con los espirituales y emocionales que ha cultivado a través de su vida. Cuenta, sobre todo, con el amor y apoyo de sus dos hijos, de sus nietos y de un sólido y extenso grupo de amistades.
En una reflexión sobrecogedora, Mercedes compartió que, durante este último tiempo, una pregunta ha asaltado sus pensamientos: “¿cuál va a ser mi final? Esta pregunta ya tiene una respuesta. Va a ser acompañada, como ha sido hasta mi presente”.