En todo el mundo crece la preocupación por el impacto de nuestro modo de vida sobre la Tierra y el clima. Un aspecto aparentemente insignificante es cómo lavamos la ropa y, en particular, con qué frecuencia lo hacemos. Requiere agua y energía, dos recursos cada vez más escasos que ya están en el origen de conflictos en todo el planeta.
Como su nombre indica, el movimiento “sin lavado” consiste en lavar menos la ropa. Y para algunos, nada en absoluto.
“El movimiento ‘sin lavado’ ganó tracción y se originó con el cabello, abogando por la eliminación del champú sin dejar de incorporar agua. Hoy, este movimiento ha extendido su influencia a las rutinas de lavado, con los primeros en adoptarlo en la comunidad vaquera a la cabeza”, explicó Karina Toner, de la empresa estadounidense Spekless Cleaning.
Por ejemplo, en lugar de lavar toda la prenda, los entusiastas de la tela mahón se centran en limpiar zonas concretas que requieren atención. Además, algunos métodos populares incluyen “tomar el sol” y “congelar” los mahones.
“La limpieza localizada y el uso de ambientadores o vaporizadores especializados pueden ser eficaces para preservar la calidad y el aspecto de prendas delicadas como vestidos de noche o trajes a medida. También se puede alternar entre varias prendas para que cada una se airee y mantenga su forma”, afirmó Toner.
Pero, ¿hasta qué punto es útil el movimiento “sin lavado”?
Según Grace Mashaba, directora de marketing de la web sudafricana de moda y cultura The Grace, cuando reducimos la frecuencia con que lavamos la ropa, ahorramos una enorme cantidad de agua.
“¿Sabías que las lavadoras tradicionales gastan hasta 190 litros de agua por carga? ¡Eso es un montón! Al reducir el lavado, conservamos este precioso recurso y minimizamos el despilfarro de agua. Teniendo en cuenta que la escasez de agua es una preocupación creciente en todo el mundo, cada gota que ahorramos cuenta”, afirmó.
Pero eso no es todo. La reducción del lavado también ayuda a conservar energía. Las lavadoras consumen mucha electricidad, sobre todo cuando funcionan a altas temperaturas. Reduciendo el número de cargas que lavamos, podemos reducir nuestro consumo de energía y disminuir la presión sobre las redes eléctricas. Esto, a su vez, ayuda a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a combatir el cambio climático.
Concluye Mashaba: “Además, lavando la ropa con menos frecuencia, alargamos su vida útil. Los lavados frecuentes pueden causar desgaste, desteñir los colores e incluso encoger. Reduciendo el número de lavados, podemos hacer que nuestra ropa dure más y reducir la necesidad de sustituirla con frecuencia. Esto no sólo nos ahorra dinero, sino que también reduce la demanda de producción de ropa nueva, que tiene su propio impacto ambiental”.
Para saber más, Metro habló con Thomas Stege Bojer, consultor en denim y fundador de Denimhunters.
3 preguntas para Thomas Stege Bojer:
Consultor de vaqueros y fundador de Denimhunters.
¿Cómo beneficia al medio ambiente el lavado reducido/consciente?
– Incluso las lavadoras de gama alta más eficientes consumen entre 8 y 10 galones de agua en un ciclo de lavado. En el caso de las máquinas con tecnología más antigua, la cifra es mucho mayor. A esto hay que añadir al menos 0,8-1 kWh de electricidad. Eso son recursos (y dinero) que ahorrará cada vez que no lave la ropa.
¿Hay algún inconveniente o consideración a tener en cuenta?
– Aparte de los aspectos higiénicos obvios (no se debe llevar la ropa sucia, y no se debe practicar el “no lavado” de la ropa interior), no veo ningún inconveniente. Es mejor para el bolsillo, porque las prendas duran más y se gasta menos dinero en la colada, y eso también es mejor para el planeta.
Para quienes estén pensando en unirse al movimiento de “no lavar”, les daría el siguiente consejo: no sean demasiado dogmáticos al respecto. Lava la ropa cuando esté muy sucia o cuando empiece a oler mal. Esta práctica reducirá drásticamente el tamaño de tu huella ambiental, pero es poco realista (y poco higiénico) renunciar por completo al lavado. Las prendas que se lavan con poca frecuencia suelen durar bastante más que las que se lavan después de cada uso, por lo que alargarás la vida de tu ropa y estarás poniendo de tu parte para reducir tu impacto.
¿Qué futuro le espera al movimiento “sin lavado”?
– Creo y espero que se convierta en una práctica común lavar (mucho) menos la ropa.
¿Cómo lavar los mahones?
“Para los mahones que no se han lavado, mi recomendación es dejarlos en remojo durante una hora más o menos en agua fría, siempre del revés, antes de empezar a usarlos. Los mahones se ablandarán, lo que no solo los hará más cómodos de llevar, sino que también los hará más duraderos”, comenzó Stege Bojer.
“Puedes añadir una taza de vinagre al agua para ayudar a conservar el color, y simplemente aclararlo antes de colgarlos para que se sequen. Si los mahones son de un solo lavado o vienen desteñidos de fábrica, puedes ponértelos de inmediato. En ambos casos, mi regla general es usar los vaqueros unas 100 veces entre lavado y lavado”, culminó.