La acerola, también conocida como manzanita, semeruco o cerecita, es una de las frutas más nutritivas que existen. Recientes estudios confirman que ofrecen mucha más vitamina C que las naranjas o limones.
La acerola tiene un aspecto similar a la cereza y al madurar adquiere un tono rojizo o amarillento. Su sabor es agridulce y presenta una textura carnosa.
Esta exótica fruta es originaria de la región mediterránea, Asia occidental y Oriente Medio, pero se ha extendido muy bien por varios países de América. Puede crecer en climas cálidos o semicálidos y presenta una gran resistencia al frío, además de que necesita de poco riego.
¿Cuáles son los beneficios de consumir acerolas?
Uno de los principales beneficios que ofrece la acerola es su gran aporte en vitamina C, ya que por cada 100 gramos ofrece entre 695 y 4.827 miligramos de esta vitamina, cantidad que resulta sorprendente comparado con las naranjas y limones, pues por cada 100 gramos, apenas aportan entre 15 y 30 miligramos de vitamina C.
La importancia del aporte en vitamina C radica en los beneficios que tiene esta fruta en nuestro organismo, por ejemplo, disminuye el cansancio y la fatiga, también ayuda a que el sistema inmunitario funcione normalmente y a la formación normal de colágeno.
Aparte, por cada 100 gramos de acerolas que consumimos, añadimos a nuestro cuerpo 11,7 mg de calcio, 0,24 mg de hierro y 17,1 mg de fósforo.
Por si fuera poco, la acerola también contiene una buena cantidad de proteínas, grasas y vitaminas del grupo B, como la tiamina (vitamina B1), la piridoxina (vitamina B6) y la riboflavina (vitamina B2).
La mejor manera de comerlas es cuando están maduras, pero al ser un poco acidas, entonces puedes prepararte un jugo de acerolas. No obstante, con este fruto también puedes preparar mermeladas, confituras, dulces, compotas, gelatinas, helados y hasta licores.