El abrasador verano de 2023 has ido el más cálido en el hemisferio norte en más de 2.000 años, según los hallazgos de un nuevo estudio.
Cuando las temperaturas se elevaron a sus niveles máximos el año pasado, numerosos organismos meteorológicos indicaron que se trataba del mes, el verano y el año más cálidos de que se tenga registro. Sin embargo, dicho registro se remonta únicamente a 1850 como máximo, debido a que se basa en el uso del termómetro. Ahora, los científicos pueden volver al año 1 del calendario occidental, cuando, según la Biblia, Jesucristo caminó en la Tierra, pero no encontrado ningún otro verano más cálido que el del año pasado.
En un estudio publicado el martes en la revista Nature, se utilizó un método bien establecido y los registros de más de 10,000 anillos de árboles para calcular las temperaturas de verano de cada año, a partir del año 1. Ningún año se acercó siquiera a las altas temperaturas del verano pasado, dijo el autor principal del estudio Jan Esper, geógrafo climático del Colegio de Investigación Gutenberg de Alemania.
Antes de que la humanidad comenzara a emitir gases que atrapan el calor en la atmósfera al quemar carbón, petróleo y gas natural, el año más cálido fue el de 246, señaló Esper. Eso fue al inicio de la era medieval de la historia, cuando el emperador romano Filipo el Árabe combatió a los germanos en el río Danubio.
En la investigación de Esper se muestra que, en el hemisferio norte, el verano de 2023 fue 2.1 grados Fahrenheit más cálido que el verano de 246. De hecho, 25 de los últimos 28 años han sido más cálidos que dicho verano medieval, señaló Max Torbenson, coautor del estudio.
“Eso nos da una buena idea de qué tan extremo fue 2023”, dijo Esper a The Associated Press.
El equipo usó miles de árboles de 15 sitios diferentes del hemisferio norte, al norte de los trópicos, donde hubo suficientes datos para obtener una buena cifra hasta el año 1, afirmó Esper. No se obtuvieron suficientes datos de los árboles en el hemisferio sur como para ser publicados, pero los pocos datos mostraron algo similar, afirmó.
Los científicos analizan los anillos de crecimiento anual de los árboles y “podemos armarlos como un rompecabezas de regreso en el tiempo, de manera que podemos asignar fechas anuales a cada anillo”, dijo Torbenson.