Estilo de Vida

Accede al paraíso desde el Westin Puntacana Resort & Club

La escapada que necesitas está a menos de 30 minutos en avión desde Puerto Rico

Naturaleza. El complejo turístico, que tiene como escenario impactantes paisajes naturales, ha iniciado pasos hacia la sustentabilidad. / Neysha Mendoza
Naturaleza. El complejo turístico, que tiene como escenario impactantes paisajes naturales, ha iniciado pasos hacia la sustentabilidad. / Neysha Mendoza (Thiago da Cunha)

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REPÚBLICA DOMINICANA - La vista te deja sin aliento por su deslumbrante protagonista: una playa que te transporta directamente a un paraíso con su arena blanca y pequeños parchos de algas marinas.

Es el edén perfecto por su agua templada, cristalina y con un sol que no da tregua. ¿El lugar? The Westin Puntacana Resort & Club.

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Adentrarse en el mar es limpiarse de la cotidianidad y el ajoro que nos arropa, invitándonos a sentir como si nada más existiera en el mundo. Todo, mientras te acompañan algunos pececillos amistosos de color platino y un puente que te lleva a un gazebo sobre el mar. Sumergirse en esas aguas es dejarse llevar por la suavidad, ternura y, sobretodo, la calma.

Aunque, este no fue el único espacio que caló hondo por su maravilla natural. Como a unos 10 minutos en auto desde el hotel, llegamos la Reserva Ecológica Ojos Indígenas, categorizada como un bosque subtropical.

Entre distintos tonos de verde, una diversa comunidad de flora y fauna, entre senderos, están los 12 ojos de agua, formados por la floración del río subterráneo Yauya.

Cada cenote —nombrado con palabras utilizadas por los Taínos— te quita el aliento por su impactante formación. Las lagunas detienen el tiempo con su particularidad, lo que nos confirma que es otro paraíso escondido.

Estas aguas, de diferentes tonalidades azul y turquesa son frías en su primer chapuzón, pero rápidamente te sorprenderás al sentirte refrescado y revitalizado. Incluso, puedes nadar con hermosas tortugas de agua dulce. Estar lejos de todo y a su vez, conectado con la naturaleza.

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Los huéspedes del hotel tienen acceso a cuatro de las lagunas. Esto se debe a que Westin Puntacana tiene una alianza con la Fundación Grupo Puntacana, un espacio que promueve un acercamiento a prácticas que buscan en un futuro cercano la meta de un turismo sustentable.

Otro encuentro con la naturaleza es el tour de avistamiento de aves que, desde una torre, te permite apreciar distintas especies en su hábitat. Entre cánticos de los pájaros y una brisa suave, el encuentro puede ser bastante íntimo y, con un poco de suerte, avistarás muy de cerca a las aves en su hábitat. Aunque, la Fundación muestra a los visitantes a su ave endémica, el Gavilán de la Hispaniola, ya que cuenta con dos bajo su protección.

Por otro lado, promueven la concienciación marítima por medio de la investigación sobre arrecifes de coral. En unos cuatro viveros aproximadamente, contienen microfragmentaciones de arrecifes de coral para ubicarlos en un ambiente perfecto para su crecimiento, acompañado de uno o dos peces cirujanos que ayudan al mantenimiento. Vislumbran ubicarlos en el mar eventualmente, aunque, batallan con los cambios climáticos como se ve en el resto del mundo.

La Fundación aspira a implementar distintas alternativas de sustentabilidad y ofrece visitas guiadas que muestran los primeros pasos de investigación, pequeños huertos y orientan sobre sus esfuerzos para generar productos locales. Entre ellos, la elaboración de la miel, “Puntacana Forest Honey”, que hasta puedes saborear.

Aunque la miel es deliciosa, nada se compara con los restaurantes del hotel con una oferta gastronómica variada y suculenta. Desde estilos orientales hasta cortes de carnes y mariscos frescos, The Westin se propone cautivar el paladar de todos su visitantes con platos y cócteles únicos. En especial, los restaurantes Bao y Brassa, unidos en un mismo establecimiento, pero con ofertas distintivas e inolvidables que cautivan por su sabor.

Para los boricuas, el país vecina, República Dominicana, se siente como estar en casa. Desde el calor caribeño —que azota de manera intensa—, hasta su riqueza en recursos naturales como sus playas, los cenotes y más nos recordará que siempre hemos estado conectados, cada uno con su toque de magia. La República Dominicana brilla con su esplendor natural y por esas gemas que invitan a ser descubiertas.

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