Salud

ADHD: opciones más allá de la medicación

Déficit de atención con hiperactividad: opciones más allá de la medicación

Niño Foto: Referencial | Getty

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La medicación es una alternativa siempre presente, pero no la única, para atender personas diagnosticadas con Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (ADHD, por sus siglas en inglés). Combinarla con otras estrategias, como la terapia y el desarrollo de rutinas estructuradas, puede ayudar al paciente a obtener mejores resultados en el control de su condición.

“La medicación (para un paciente de ADHD) es importante, pero todo lo que haga para mejorar su estilo de vida es igualmente importante”, señaló Inés Figueroa Soto, trabajadora social clínica, con estudios doctorales en psicología clínica. “Comparo esto con la diabetes, puedo usar la insulina, pero si no cambio mi estilo de vida, el medicamento no va a tener su efecto”, añadió.

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que unas 400 millones de personas sufren de ADHD en el mundo, un diagnóstico que se prolonga desde la niñez hasta la etapa adulta de la vida. Este trastorno de neurodesarrollo se caracteriza por un patrón persistente de inatención, hiperactividad, o impulsividad que interfiere con el funcionamiento y desarrollo de la persona, explicó Figueroa Soto.

Una persona con problemas de atención presenta dificultad para completar tareas o actividades, comete errores por descuido, es desorganizada, olvida sus deberes rutinarios y tiene dificultad para seguir instrucciones. “Usualmente, esta persona evita tareas que le fuercen a mantener un esfuerzo mental (concentración), porque su periodo de atención es bien limitado y se distrae con facilidad”, dijo.

En la hiperactividad, tal y como se define, al individuo le cuesta no estar en movimiento. Sobre todo en etapas tempranas, esta característica es muy evidente, pues suele correr, mover sus extremidades, habla en exceso, eleva su tono de voz o se comporta de manera inadecuada. En un ambiente controlado, como el salón de clase u hogar, es incapaz de realizar actividades pasivas como dibujar, leer, montar un rompecabezas o escribir, indicó Figueroa Soto.

Normalmente, el diagnóstico de ADHD ocurre en las primeras etapas de desarrollo, cuando el niño o niña se expone a sus pares y a la maestra en el salón de clases. Una variedad de pruebas y ejercicios de observación, junto con la conocida prueba psicométrica, permiten llegar a un diagnóstico. Figueroa Soto indicó que, además de la medicación en los casos que sean necesarios, la terapia cognitivo-conductual es una ayuda indispensable para el paciente. Durante estas terapias, el especialista le ayuda a identificar pensamientos, patrones de conducta, dificultades que enfrenta en sus actividades diarias. Además, trabajan en desarrollar habilidades de organización, manejo de tiempo y practican técnicas para mejorar la concentración.

“Dentro de este diagnóstico, nuestro mejor amigo va a ser la rutina porque, cuando estableces rutinas, lo que haces siempre, lo haces bien. Ya sabes lo que se espera de ti. Eso brinda confianza, armonía, satisfacción de que puede seguir logrando metas”, sostuvo. Como parte de esas rutinas, Figueroa Soto mencionó incluir a todo el entorno familiar, utilizar calendarios y recordatorios, además de realizar actividad física. Hacer ejercicio regula la atención y reduce la hiperactividad.

Asimismo, la trabajadora social clínica enfatizó en que, como en cualquier diagnóstico, el paciente de ADHD debe contar con una red de apoyo emocional. “Lamentablemente, vivimos en piloto automático y no somos empáticos con lo que vive la otra persona. Dentro de lo que se hace en terapia es promover que se sientan comprendidos y aliviados. La terapia es uno de los espacios, pero también es necesario poder ser comprendidos por esas personas que te quieren, amigos y familia”, manifestó.

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