El impacto del agua virtual es un tema crucial en el contexto actual de escasez de agua, tanto en México como a nivel global. Muchos productos que consumimos diariamente, desde ropa hasta alimentos, requieren grandes cantidades de agua para su producción, un recurso invisible que a menudo se pasa por alto.
Por ejemplo, una camiseta puede llegar a necesitar hasta 2,700 litros de agua, mientras que la producción de un kilo de carne requiere nada menos que 15,000 litros.
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Durante el último trimestre del año, el consumo de productos aumenta significativamente, lo que eleva también el impacto hídrico. Se compran regalos, ropa y alimentos sin tener en cuenta la cantidad de agua que se utilizó en su fabricación.
Según Lucas Barrionuevo, cofundador de Somos Pura, empresa especializada en purificación de agua, este aumento en el consumo tiene consecuencias directas para el medio ambiente y la urgencia de tomar conciencia sobre el agua virtual.
Productos que consumen agua en su producción
Además de la ropa y los alimentos, otros productos como los pantalones de mezclilla (8,000 litros de agua) y un smartphone (12,760 litros de agua) también generan un importante impacto hídrico. Incluso los productos de plástico tienen un costo de agua considerable: un kilo de plástico requiere más de 2,000 litros de agua, según estudios de la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema)y Greenpeace.
En cuanto a la industria alimentaria, la producción de alimentos también es responsable de un alto consumo de agua virtual. Por ejemplo, 500 granos de queso necesita alrededor de 2,500 litros de agua, mientras que un kilo de carne requieren 15,000 litros.
Para reducir nuestra huella hídrica, especialmente durante las festividades, Somos Pura recomienda tomar decisiones conscientes al momento de consumir. Algunas sugerencias incluyen optar por regalos de segunda mano, comprar ropa de materiales sostenibles y, sobre todo, reducir la cantidad de productos que adquirimos.
La agua virtual es uno de los costos invisibles más significativos de nuestra era. Actuar de manera responsable y promover el consumo consciente no solo contribuye a la conservación del planeta, sino que también nos permite disfrutar de las festividades de una manera más ética y sostenible.