Chile — No tenía wifi, pero me sobraba conexión. Conexión con el entorno, con la naturaleza, con la vida. Fue en el sur de Chile, en Valdivia —específicamente en la Región de Los Ríos— donde una experiencia sensorial se transformó en un llamado a regresar a lo esencial.
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Frente a mí, un mar de millones de cranberries flotaban sobre aguas que parecían detener el tiempo. Así comenzó The Dive Experience, la propuesta transformadora convocada por Ocean Spray de Latinoamérica.
La cita fue en los terrenos de Cran Chile, la planta procesadora y exportadora de cranberries más grande de América del Sur. Forma parte del sistema de producción de Ocean Spray, una cooperativa agrícola reconocida mundialmente por sus productos derivados de esta superfruta: jugos, snacks, frutas deshidratadas e ingredientes. Terrenos que los agricultores llaman —sin exagerar— “tierra mágica”. No por estrategia de mercadeo, sino porque en cada rincón se respira cuidado, esfuerzo y respeto por la naturaleza.
Este año, ese respeto rindió frutos: una cosecha histórica, con un aumento del 30 % en la producción, impulsada por condiciones climáticas favorables y la dedicación de cientos de familias que forman parte de esta gran empresa agrícola.
Esta experiencia no está abierta al turismo convencional. The Dive Experience fue diseñada exclusivamente para un grupo de periodistas seleccionados y creadores de contenido.
Pero más allá de la exclusividad, lo que hizo única esta vivencia fue su propósito: desconectar de una vida digitalmente saturada para reconectar con la naturaleza, con lo esencial, con los sentidos.
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Bajo la guía de la coach Florencia Ortiz, nos preparamos para sumergirnos —literalmente— en las camas de cranberries cultivadas por generaciones de agricultores, justo en el lugar donde comienza la “magia” de Ocean Spray. Algo único y profundamente especial.
Antes de entrar al agua, Florencia nos pidió pensar en un deseo. El mío fue claro: amor. Amor en todas sus formas. Inspirada por el rojo de los frutos, por el amor a la naturaleza y por ese momento que amé desde lo más profundo de mi corazón. Lo pensé en silencio, con el corazón latiendo fuerte.
Florencia decía que los deseos lanzados allí encontraban su cauce. Y aunque pudiera sonar simbólico, algo sí cambió: se respiraba abundancia y una paz sutil, difícil de describir.
Más allá de lo emocional, The Dive también fue una ventana al trabajo riguroso detrás de cada cranberry que llega a nuestras mesas. Desde los métodos de cultivo hasta los estándares de cosecha, cada paso refleja una filosofía que no solo protege el fruto, sino también la salud de quienes lo consumen. Porque Ocean Spray no solo cultiva cranberries, cultiva bienestar. Y eso, también, es una forma de amar.
Con un contenido naturalmente alto en antioxidantes —especialmente proantocianidinas (PACs)—, sus productos ayudan a combatir el daño celular, reducir la inflamación y promover una salud urinaria óptima. Sus jugos y mezclas funcionales han sido formulados con hasta un 40 % más antioxidantes que otras frutas populares, lo que los convierte en aliados ideales para fortalecer el sistema inmunológico, apoyar la digestión y fomentar una piel más saludable. No es coincidencia que esta “magia roja” esté en el corazón de una propuesta que va mucho más allá del sabor.
Esa filosofía también inspiró la creación del Anti Club, una campaña que promueve una actitud optimista ante la vida. En el Anti Club, ser “anti” no significa estar en contra de todo. Es decirle “no” al estrés innecesario, al ritmo implacable, a las exigencias que desgastan. Es decirle “sí” a lo que realmente importa: el bienestar, la pausa, el cuidado propio. Es elegir revitalizarse antes que rendirse.
Ocean Spray entiende algo que muchos apenas empiezan a reconocer: los tiempos modernos nos oxidan. Nos consume la prisa, la hiperproductividad, la desconexión emocional. Por eso propone una nueva forma de cuidarnos, desde adentro hacia afuera, con productos que nutren, hidratan y equilibran. Pero también con mensajes que invitan a vivir con más intención.

“El Anti Club no tiene reglas estrictas ni membresías formales. Basta con sentir que necesitas respirar más hondo, moverte más lento, elegir lo que te suma. Si eres de los que prefieren cuidar su salud antes que su estatus, si entiendes que estar siempre ocupado no te hace más valioso, si sientes que algo dentro de ti pide una pausa... entonces ya eres parte”, destacó Carlos Vallejo, director creativo de la marca, en entrevista con Metro Puerto Rico.
The Dive Experience fue mucho más que una vivencia. Fue una declaración de principios. Una zambullida hacia lo esencial, hacia lo que sí queremos ser. Porque, a veces, para sentirnos verdaderamente vivos, solo hace falta dejar atrás el wifi… y sumergirse en lo que importa.
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