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La “rabia”: el pie forzado para el desarrollo de narrativas antirracistas

La necesidad de construir narrativas que transformen las formas de pensamiento inherentemente racistas de las sociedades contemporáneas sirvió de punto de partida para el intercambio entre cuatro comunicadores latinoamericanos afrodescendientes, que abordaron cómo el concepto de la “rabia” se ha convertido en uno de los pilares para la producción de conocimiento desde sectores poblacionales tradicionalmente marginados.

“A la resistencia negra le han llamado resentimiento. Para mí, al final, la nueva narrativa se trata de revertir esos conceptos, ese sistema de valores tan tóxicos que viene de la colonización. Y llamarle bueno a lo bueno, nuestro pelo es bueno, porque simplemente es cabello. Es bueno que seamos diversos, no es malo. Es bueno que haya gente de distintas tonalidades de piel, que seamos considerados bellos y bellas”, expresó la periodista colombiana Enid Liliana Valencia Murillo, durante una de sus intervenciones en el panel que formó parte de los conversatorios de la Cumbre Internacional de la Afrodescendencia.

En el contexto de la creación de contenido antirracista, la escritora y fundadora de la Revista Étnica, Gloriann Sacha Antonetty, destacó que resulta imperioso incluir perspectivas que no echen a un lado otras formas de marginación y discrimen sistémico.

“Es urgente dejar de hablar de cambios de narrativa. Me parece bien importante que podamos crear las narrativas, las propias, sin tener que estar luchando y resistiendo. […] Yo veo esas narrativas como unas metanarrativas, no puedo verlas como unas chiquitas, de hablar de racismo sin hablar de colorismo y que eso este desvinculado de nuestras músicas nuestra estética, lo que leemos, cómo nos relacionamos como personas. La rabia definitivamente es importante para la construcción de estas metanarrativas. Estas narrativas tienen que ser antirracistas e inclusivas. Nadie se puede quedar fuera”, insistió Antonetty en el conversatorio, que fue moderado por la escritora Ana Teresa Toro.

Para la activista e investigadora cubana Sandra Álvarez, el sistema penitenciario en la mayor de las Antillas, al igual que en otros países del hemisferio, ha asumido el papel que, hasta hace menos de dos siglos, jugó el modelo de esclavización de la población negra bajo el dominio español.

“Cuando en nuestros países se abolió la esclavitud, el sistema carcelario pasó a cumplir ese rol de la represión, la opresión, la domesticación de nuestros cuerpos y la criminalización de nuestras vidas”, sostuvo la autora del blog “Negra cubana tenía que ser”.

“Creo que las grandes personas que han hecho cambios los han hecho siendo honestos consigo mismos y jamás se han olvidado de dónde vienen. También debemos dar a conocer a las nuevas generaciones lo que han hecho sus ancestros afrodescendientes. Que ellos conozcan de dónde vienen y que conozcan lo que han logrado. En México las comunidades afrodescendientes del Pacífico, ubicadas en Oaxaca, Guerrero, Nayarit y el Golfo de México, en Veracruz, estamos trabajando en el reforzamiento cultural como comunidades con idiosincrasia propia para así lograr un cambio en la narrativa”, manifestó, por su parte, el comunicador mexicano Martín Rafael Blanco.

El foro se celebró en uno de los anfiteatros de la Facultad de Estudios Generales de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras.

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