En busca de preservar la réplica de la campana de la Libertad, que se encuentra en el Parque Luis Muñoz Rivera (área conocida como “El Polvorín”), el expresidente de la Cámara de Representantes, José Aponte Hernández, urgió la aprobación de la Resolución Conjunta de la Cámara 46 la cual establece el traslado de la misma a la Superintendencia del Capitolio, para que sirva de atracción turística.
“La réplica de la campana de la Libertad que se encuentra en nuestra Isla necesita restauración y un lugar apropiado donde el público pueda apreciar lo que la misma significa. Por eso hemos estado insistiendo desde hace varios años que se tiene que trasladar la campana del ‘Polvorín’ al Distrito Capitolino, para que, además de brindarle el cuidado y mantenimiento que requieren, sea colocada en un área donde todos los visitantes puedan observarla”, mencionó el Representante por Acumulación.
En 1950, año del bicentenario de la Campana, los Estados Unidos envió a que se hicieran en Francia 55 réplicas a tamaño completo de la Campana de la Libertad. Las campanas fueron enviadas como regalo a los estados y territorios de los Estados Unidos y el Distrito de Columbia para que las mostraran y sonarán en momentos patrióticos.
La Cámara de Representantes aprobó en junio 22 del año pasado la Resolución Conjunta 46, de la autoría de Aponte Hernández, la cual hace realidad el traspaso de la campana de la Libertad.
Fuera de los Estados Unidos, se pueden encontrar réplicas de la Campana de la Libertad en Alemania, Bélgica, Israel y Japón.
Al llegar la réplica de la campana a la Isla, fue ubicada en la sede del Departamento de Estado, antiguo “Edificio Real Intendencia”, en San Juan. En el año 1955 esta fue trasladada al Parque Luis Muñoz Rivera, al área que se conoce como “El Polvorín”.
En la actualidad, dicha campana no se encuentra en las mejores condiciones y no cuenta con una tarja conmemorativa que pueda indicar a quienes la visitan sobre su importancia histórica y su significado para Puerto Rico.
La Campana de la Libertad, forjada en Londres entre el 1751 y el 1752, es uno de los grandes símbolos de independencia, abolición de la esclavitud, carácter de la Nación y libertad de los Estados Unidos.