PARÍS (AP) — Alrededor de 1,27 millones de personas salieron el martes a las calles de distintas ciudades, poblados y comunidades de Francia, según el Ministerio del Interior, en una nueva oleada de protestas multitudinarias en contra de los planes del presidente Emmanuel Macron de elevar dos años la edad de jubilación.
La participación superó a la ronda previa de huelgas y protestas en contra de la propuesta de reforma al sistema de pensiones, en lo que significa un importante triunfo para los sindicatos laborales. La primera ministra Elisabeth Borne se vio obligada a reconocer que su gobierno “atiende” las “preguntas y dudas” que plantean las reformas que elevarían la edad de retiro de 62 a 64 años.
Los ocho sindicatos que organizaron las protestas anunciaron otras dos fechas de movilización: el 7 y el 11 de febrero.
“Ante el rechazo masivo, el gobierno debe retirar su reforma”, dijo Patricia Drevon, del sindicato Fuerza de los Trabajadores, junto sus colegas de otros sindicatos en una inusual muestra de solidaridad.
El sindicato CGT afirmó que el martes se congregaron 2,8 millones de manifestantes.
Las huelgas y protestas nacionales son una prueba importante tanto para Macron como para sus opositores. El gobierno ha insistido en que está decidido a cumplir su promesa electoral de reformar el sistema de pensiones de Francia. Pero el fuerte resentimiento popular reforzaría los intentos de los sindicatos y los legisladores de izquierda de bloquear el proyecto de ley.
Borne intentó tranquilizar a los manifestantes y sindicatos horas más tarde, tuiteando que “la reforma de jubilación plantea preguntas y dudas. Las escuchamos".
El mensaje deja entrever que podría haber cambios, pero posiblemente sin que se retire por completo la iniciativa, tal como exigen los manifestantes. Su tuit indicó que el debate que inicia en el Parlamento “nos permitirá... enriquecer nuestro proyecto con un objetivo”: garantizar el futuro del sistema de pensiones de Francia. “Es nuestra responsabilidad”.
Apenas el fin de semana pasado, Borne había insistido en que elevar la edad de jubilación a 64 años “ya no es negociable”. Y Macron calificó la reforma como “esencial”.
En la capital, unas 87.000 personas salieron a la calle, según la policía, una cifra que supera las 80.000 de la primera gran protesta por las pensiones del 19 de enero, cuando las autoridades dijeron que un millón de personas se manifestaron en todo el país. Los sindicatos estiman que la cifra fue del doble.
En París, la marcha que en términos generales fue pacífica, se vio empañada por enfrentamientos dispersos entre un pequeño grupo de radicales vestidos de negro y la policía antidisturbios, la cual arrojó gases lacrimógenos en Les Invalides, donde se encuentra la tumba de Napoleón, donde terminó la manifestación que se extendió por toda la ciudad. La policía informó que hizo 30 detenciones en ese lugar y otros puntos de la protesta.
Alrededor de 11.000 elementos de la policía estuvieron pendientes de las cerca de 250 protestas en todo el país.
“Hoy, el gobierno está arrinconado. Sólo le queda retirar su reforma”, comentó Erik Meyer, del sindicato Sud Rail, uno de los ocho que organizaron la protesta, en declaraciones a la cadena BFM TV.
El líder de la izquierda Jean-Luc Mélenchon celebró “un día histórico” de protestas y pronosticó una derrota para Macron.
“No es usual que veamos una movilización de tal magnitud”, comentó desde la ciudad de Marsella, en el sur del País. “Es una forma de insurrección ciudadana”.
Las protestas no se limitaron a las grandes ciudades del país. En Ouessant, una pequeña isla ubicada en el extremo de la región de Bretaña con cerca de 800 habitantes, alrededor de 100 de ellos se congregaron fuera de la oficina del alcalde Denis Palluel, indicó el funcionario.
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John Leicester informó desde Le Pecq, Francia.