La muerte de nueve personas este sábado en Guinea Ecuatorial, África, por el virus de Marburgo, mantiene en alerta a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según la entidad, este virus debe su nombre a que se identificó por vez primera en 1967 por brotes simultáneos en Alemania, donde trabajadores de laboratorio se infectaron en la investigación de monos de Uganda.
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El huésped natural del virus es el murciélago de la fruta, cuyo nombre científico es “Rousettus aegyptiacus”.
La letalidad está en torno al 50 por ciento, pero durante los últimos brotes, estas tasas han oscilado entre el 24 por ciento y el 88 por ciento en función de la cepa vírica y del tratamiento de los casos, señala la OMS.
Desde el punto de vista clínico, la OMS dice que puede ser difícil distinguir este virus de otras enfermedades infecciosas como el paludismo, la fiebre tifoidea o la meningitis, entre otras.
Entre la infección y la aparición de los síntomas hay un lapso que oscila entre 2 y 21 días. Entre los síntomas más comunes está:
- Fiebre elevada
- Cefalea intensa
- Gran malestar
- Dolores musculares frecuentes
- Diarrea acuosa intensa
- Dolor y cólicos abdominales
- Náuseas y vómitos
- La diarrea puede persistir una semana.
“En esta fase se ha descrito que los pacientes presentan ‘aspecto de fantasma’ debido al hundimiento de los ojos, la inexpresividad facial y el letargo extremo”, señala la OMS.
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Acorde con la entidad, la transmisión del virus se produce entre personas por: contacto directo de la piel lesionada o las mucosas con sangre; secreciones, órganos u otros líquidos corporales de personas infectadas; y contacto con superficies y materiales contaminados con dichos líquidos.
Hasta el momento, no se han autorizado tratamientos ni vacunas y solo se aplica tratamiento para los síntomas.