En lo que va de año, ya el Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR), ha registrado 13 muertes entre confinados en las cárceles de Puerto Rico levantando una bandera roja sobre la situación en los centros correccionales de la isla sobre la alta incidencia de muertes.
Según los datos provistos por la oficina de prensa del DCR, la curva de muertes – ya sea por causas “naturales”, que incluyen el padecimiento de enfermedades crónicas, o por causas “no naturales”, que incluyen asesinatos y sobredosis con substancias controladas – continúa en aumento vertiginoso desde 2019.
Durante el año fiscal de 2019-2020, la agencia registró un total de 59 muertes entre confinados, 13 de ellas identificadas como causas naturales y 30 por causas no naturales, mientras que 16 se mantienen en espera de la certificación del Instituto de Ciencias Forenses (ICF) luego de que se les realice la autopsia.
Por otro lado, durante 2020-2021 el DCR registró 21 muertes naturales, 27 no naturales, y 32 que aún están pendientes por la autopsia forense para un total de 59 muertes de confinados, mientras que para 2021-2022, los números continuaron en ascenso con 23 muertes naturales, 16 no naturales y 55 pendientes por el proceso del ICF para un total de 94.
La secretaria del DCR, Ana Escobar Pabón, indicó a Metro que esta alza en muertes no es algo normal dentro del sistema correccional de Puerto Rico.
“(La situación) no es usual”, aseguró Escobar Pabón a través de comunicación escrita. “La mayoría (de las muertes) son por causas naturales de enfermedades preexistentes y algunos de estos casos estuvieron hospitalizados por más de una semana en más de una ocasión o fueron atendidos en hospitales públicos o privados por las condiciones de salud que se atendían”.
Según explicó la secretaria del DCR, “muertes no naturales” no solo incluyen muertes violentas sino muertes por sobredosis con sustancias controladas como lo es el fentanilo.
A mediados de enero pasado, la titular del ICF, María Conte Miller, confirmó a la prensa durante una mesa redonda en compañía de la secretaria del DCR, que en efecto existe gran preocupación por las muertes de confinados por intoxicación de fentanilo.
Según dijo en ese momento, en 2020 – primer año en que se comenzó a monitorear el sistema correccional por la presencia de fentanilo en confinados fallecidos – se registraron 21 muertes relacionadas a esta droga. El siguiente año, 2021, este numero subió a 34 mientras que en 2022 se registraron 15.
“Todavía no podemos decirlo categóricamente porque no hemos hechos los estudios para concluirlo científicamente, pero anecdóticamente podemos decir que el tráfico de fentanilo ha aumentado, no solo en la población penal, sino en la población en general”, aseguró Conte Miller durante la mesa redonda.
Asimismo, Escobar Pabón confirmó en esa ocasión que se ha registrado un aumento en el uso de fentanilo entre la población penal y de las muertes causadas por intoxicaciones con la peligrosa droga. Sin embargo, aseguró que, dada su novedad, aún es difícil detectar la droga mientras es contrabandeada en el sistema carcelario de Puerto Rico.
“El fentanilo se está conociendo en la comunidad penal más recientemente. Era una droga desconocida en la isla, que se desconocía cómo podía ser traficada en la comunidad y ya ha llegado a nuestras instituciones”, indicó la titular del DCR quien aseguró además que el primer caso de muerte por intoxicación con fentanilo se registró en 2017 pero, sin embargo, la droga comenzó a contrabandearse en Puerto Rico tan temprano como desde 2014.
Investigan uso en las cárceles
Para el senador y reconocido salubrista, José Vargas Vidot, el aumento de muertes no naturales en el sistema carcelario de la isla pudiera responder a un incremento de niveles epidemiológicos en el uso de fentanilo entre la población penal del país.
El fentanilo es un opioide sintético hasta 50 veces más fuerte que la heroína y hasta 100 veces más fuerte que la morfina, y constituye un importante factor que contribuye a las sobredosis mortales y no mortales en todos los Estados Unidos.
Ante el alarmante incremento de muertes entre confinados, el senador explicó a Metro que conduce una serie de visitas a centros correccionales de toda la isla para tomar el pulso de la situación.
“No solo me preocupa, sino que llevo una semana visitando las cárceles haciendo un análisis de la situación y hoy precisamente sale un requerimiento de información hacia el Negociado de Ciencias Forenses para que me den un inventario de fallecidos en las cárceles”, aseguró el también galeno.
“Estuve metido en la 501 hablando en cada módulo, también fui a la Institución de Mujeres y tengo cita para Villalba en jóvenes y para Ponce esta semana. Te puedo adelantar que los servicios médicos en el sistema correccional de Puerto Rico dejan mucho que desear”, añadió.
Vargas Vidot señaló el uso de fentanilo entre la población penal como una de las posibles causas en el incremento de muertes no naturales, que no son consideradas muertes violentas sino por sobredosis a causa del uso de estupefacientes como lo es esa potente droga.
“Todavía no puedo conectar una cosa con la otra hasta que no culmine responsablemente la investigación, pero sospecho que no se está tomando en consideración de una forma sería el uso de fentanilo en las cárceles y el tráfico de este”, señaló el senador.
“Creo que es importante que los programas preventivos, o que tienen la meta de ser tratamientos para adicciones en el sitio, guarden una proporción con la demanda”, añadió.
Vargas Vidot explicó que, según datos del propio DRC, de las personas de nuevo ingreso a las instituciones penales del país, solo un ocho por ciento llega con problema de adicción a drogas fuertes, sin embargo, al realizárseles los exámenes de orina luego de estar un periodo de tiempo tras las rejas, el número de confinados que utilizan sustancias se dispara a un 80 por ciento.
El senador también criticó el enfoque del DCR en señalar que las muertes por sobredosis no son muertes violentas.
“Es un mero eufemismo porque no hay cosa mas violenta que no reconocer una condición que requiere un tratamiento especializado. El que una persona no tenga acceso cabal a un medicamento que puede revertir una sobredosis, es violencia”, opinó el médico.
Vargas Vidot también mostró dudas sobre la preparación del DCR para intervenir y revertir sobredosis con sustancias como el fentanilo.
“¿Está el sistema respondiendo a esa realidad epidemiológica? ¿Se está considerando los estresores dentro del sistema que llevan a los confinados a utilizar el fentanilo? ¿Está todo el personal capacitado para revertir una sobredosis?”, cuestionó el senador.
Vagas Vidot explicó que espera hacer públicos los resultados de su análisis en el sistema carcelario de Puerto Rico en las próximas semanas.