A lo largo del tiempo, las reliquias de Jesús de Nazareth se convirtieron en las más buscadas. Por eso, aquí hacemos una recopilación de las cuatro reliquias más buscadas relacionadas con Jesús, con motivo al Viernes Santo.
El Santo Grial
Es la copa usada por Jesús en la Última Cena, cuya conmemoración durante la Semana Santa corresponde al Jueves Santo. Posiblemente, sea la reliquia más buscada de todas, siendo parte importante de las historias del Rey Arturo y otros personajes de la Europa medieval.
Según un relato del siglo XII, Jesús resucitado se aparece a José de Arimatea para entregarle el Grial y ordenarle que lo lleve a Britania. Con la copa no solo se realizó la Última Cena, sino también que se recogieron la sangre y el agua emanadas de la herida abierta por la lanza de Longinos.
En la actualidad existen copas que han sido vinculadas con la tradición del Santo Grial, como una en Valencia (España), otra en Génova (Italia), O Cebreiro (España), Ardagh (Irlanda) y Nanteos (Gales), entre otras localidades.
La corona de espinas de Jesús
Mencionada en los Evangelios de San Juan, San Marcos y San Mateo, los soldados romanos colocaron la corona de espinas sobre la cabeza de Jesús.
Desde el siglo V algunos referentes de la iglesia, como Paulino de Nola, tocaron el tema de la corona de espinas. La habrían llevado de Jerusalén a Constantinopla, y luego a Francia.
Con el paso del tiempo, varias iglesias europeas reclamaron tener la verdadera corona de espinas: hay dos en El Vaticano, una en París, otras en Madrid, Barcelona y Valladolid, entre tantas.
La lanza de Longinos
En el Evangelio de San Juan podemos encontrar la referencia a la lanza que traspasó a Jesús durante su crucifixión. “Uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua”, dice Juan en el capítulo 19, versículos 33-34.
El evangelio apócrifo de Nicodemo, de fecha cercana al siglo IV, cuenta que el soldado se llamaba Longinos, además de mencionar que los ladrones crucificados junto con Jesús tenían por nombres Gestas y Dimas.
Con el paso del tiempo se dijo que, de la lanza sagrada, como también es conocida, solo sobrevivió la punta. Hasta Adolf Hitler mandó a buscar la verdadera, con la creencia de que dominaría al mundo con ella.
En las guerras del medioevo se habría perdido, pero con la expansión de la religión muchas iglesias dijeron tener la real, que persisten hasta la actualidad. Hay una en la Basílica de San Pedro (Roma); otra en Echmiadzin (Armenia); una en Viena (Austria); y dos más en Cracovia (Polonia) y Hungría.
La Cruz
La tradición, plasmada en los cuadros, muestra que Jesús cargó con una cruz unificada, con sus dos maderas juntas.
Helena (Santa Helena), madre del emperador Constantino, habría encontrado la Santa Cruz hacia el siglo III. Esta historia fue impulsada por escritos de Gelasio de Cesarea y Jacobo de la Vorágine, como explica la BBC.
La Leyenda dorada de Jacobo de la Vorágine, escrita en el siglo XIII, relata que Helena halló tres cruces, y dudando cuál fuera la verdadera llevó a una mujer enferma. Esta sanó al tocar la real, la de Cristo.
No obstante, se dice que los pedazos de madera se rompieron, diseminándolos sus seguidores por todo el mundo. Así, no existe una cruz verdadera, sino varios trozos, distribuidos en varias iglesias y monasterios.