En un foro celebrado con el congresista Raúl Grijalva, la coalición Queremos Sol hizo un llamado al gobierno de Puerto Rico para reasignar fondos destinados a paneles solares en techos, de un total de 20 mil millones de dólares disponibles para el sistema eléctrico.
Según la coalición, un cuarto de estos fondos se pretende utilizar para la construcción de nuevas plantas de combustibles fósiles, lo cual obstaculiza la aceleración hacia una transformación hacia energía renovable distribuida.
Ruth Santiago, abogada ambiental y representante de Queremos Sol, aseveró que el millón de dólares es insuficiente para las necesidades de las personas con diversidad funcional en Puerto Rico. “El Cuerpo de Ingenieros de Estados Unidos tiene una propuesta para utilizar cinco mil millones de dólares para instalar nuevas plantas de combustibles fósiles. Ese dinero puede y debe usarse de otra manera, porque no es lo que necesita nuestra población”, expresó Santiago en declaraciones escritas.
El Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos (USACE) recientemente publicó una solicitud para un contrato de cinco mil millones de dólares destinado a la construcción de nuevas plantas de combustibles fósiles que utilizan gas “natural” metano o diésel, ambos combustibles altamente contaminantes. Según Santiago, estos recursos deberían ser redirigidos hacia la instalación de paneles solares en techos, microrredes y sistemas de baterías distribuidos, que promueven el uso de energía renovable.
Myrna Conty, portavoz de Queremos Sol, coincidió con las afirmaciones de Santiago y destacó la desproporción en la asignación de fondos entre las plantas de combustibles fósiles y los paneles solares. Conty señaló la importancia de que el gobierno tome decisiones estratégicas para enfocar sus esfuerzos de manera inmediata, afirmando que, “El Departamento de Energía ha indicado que Puerto Rico tiene de cuatro a seis veces la capacidad de generar energía con placas solares en techos en comparación con toda la demanda eléctrica de la población”.
Ruth Santiago amplió la argumentación al afirmar que los 20 mil millones de dólares que el gobierno planea utilizar para reconstruir el sistema de transmisión y construir nuevas plantas de combustibles fósiles deberían ser destinados a proporcionar energía a la población a través de sistemas fotovoltaicos en los techos.