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Aseguran que una ‘candidatura de agua’ podría confundir al electorado

Luego de que Juan Dalmau dijera que promoverán el junte del PIP y el MVC con un candidato de agua.

Los partidos Movimiento Victoria Ciudadana (MVC) y el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) anunciaron hace unos meses su intención de formar una alianza estratégica para las próximas elecciones. Sin embargo, el secretario general del PIP, Juan Dalmau, dijo que la alianza podría presentar un candidato de agua luego de que el Tribunal de Apelaciones confirmara la prohibición de las candidaturas coligadas que establece el Código Electoral Vigente.

El analista político Ángel Rosa destacó que una “candidatura de agua” se trata de un movimiento poco convencional en el que se presenta un candidato que no busca realmente la elección, sino más bien cumplir con formalidades. Esto plantea la pregunta de si esta táctica podría confundir al electorado, especialmente en una elección crucial como la de la gobernación.

Rosa señaló que los debates podrían no ser un desafío importante, ya que la ausencia deliberada del candidato de agua podría evitar confusiones. Sin embargo, la verdadera prueba recae en la inscripción de los partidos en base a los votos recibidos. La ley electoral puertorriqueña establece requisitos específicos para la inscripción de partidos después de la elección, lo que podría convertirse en un obstáculo para una candidatura de agua.

“El voto depositado a la gobernación es un voto importante y es requisito para que un partido quede inscrito y eso es un reto con el que ellos tienen que trabajar, no es el único, por lo tanto, podrían ponerle énfasis, por ejemplo, el voto legislativo”, explicó el mantenedor de “Las cosas como son”.

La ruptura con la tradición de votar por partidos establecidos es otro desafío que los partidos deberán abordar. Rosa explicó que, durante décadas, los electores puertorriqueños han confiado en los partidos políticos establecidos, y cambiar esa dinámica requerirá un esfuerzo de comunicación sustancial y costoso. La estrategia de presentar un candidato de agua, aunque disruptiva, podría ser riesgosa en términos de claridad para los votantes.

“Es inevitable que la gente vote por ese candidato de agua, sobre todo con el voto íntegro por lo tanto el candidato de agua tendría que ser la figura menos atractiva imaginable”, añadió.

De igual forma Rosa aseguró que el éxito de esta alianza dependerá en gran medida de su capacidad para mantener sus bases de votantes, particularmente en un contexto donde el Partido Nuevo Progresista (PNP) y el Partido Popular Democrático (PPD) siguen siendo fuerzas dominantes.

“Eso todo va a depender, me parece a mí, de cuanto daño le haga Proyecto Dignidad al PNP o al Partido Popular, porque Proyecto Dignidad no va a ganar las elecciones o tendrá un desempeño extraordinario, quizás dupliquen el respaldo que tuvieron en la elección pasada, pero todo lo que gane Proyecto Dignidad hay que restárselo al PNP y al PPD. Esa fuerza de Proyecto Dignidad le aviva la posibilidad a esta alianza, si pudieran mantener su 14% o 15% cada uno de los partidos para competir por el poder”, dijo Rosa.

El analista y profesor comentó que este evento no es uno nuevo ya que toda la primera mitad del siglo 20 estuvo caracterizada por alianzas y coaliciones políticas. Siendo la primera la Alianza Puertorriqueña en el 1924, entre el Partido Unión de Puerto Rico y el Partido Republicano, la misma hizo que los partidos se disolvieran dando paso a un nuevo partido político que se componía de miembros de los dos partidos.

Luego de que se disolviera la Alianza Puertorriqueña por diferencias de ambos bandos, Puerto Rico vive la primera experiencia en cuanto a una coalición política con la Coalición Republicano-socialista fundada para las elecciones del 1932. Sin embargo, estas coaliciones no se prohibieron hasta 2011.

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