“Te tengo dos noticias. La mala es que tienes cáncer, la buena es que estamos a tiempo de salvarte”.
Julissa De la Cruz recuerda textualmente las palabras de su ginecólogo. Las noticias fueron el resultado de la mamografía anual que Julissa acostumbra a realizarse, sin falta, cada año.
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Aunque la primera noticia pudo ser, de momento, paralizante, creer en la esperanza que le dio la segunda. Se vistió de fortaleza, buscó orientación médica y actuó frente al diagnóstico lo más rápido que le fue posible. A poco más de un año de someterse a una mastectomía doble, la esposa del periodista y panelista del programa Jugando Pelota Dura, Alex Delgado, ofrece su testimonio sobre la importancia de la mamografía anual y confirma la vitalidad que le ha brindado sentirse amada.
“La detección temprana en mi caso fue crucial. ¿Cómo es posible que en un año yo pasé de no tener nada a un positivo? Pues, ese fue mi caso”, relató Julissa. La cita puntual con la máquina de mamografía detectó un grupo de calcificaciones que nunca se habían visto. Rápidamente, se realizó la biopsia que trajo consigo el inesperado diagnóstico. No había historial familiar de cáncer de seno, ni señales previas de microcalcificaciones, nada que le hiciera sospechar su condición.
De acuerdo con el Registro de Cáncer de Puerto Rico, el cáncer de seno ocupa la primera posición entre los diagnósticos en mujeres.
“Cuando le digo a mi esposo, se me nubló la mente. No sabía qué hacer, me explotó el ‘shock’ cuando se lo comunico”, recordó la madre de Julián Alexis e Isabella, de 21 y 18 años. Dentro del proceso de dolor, la especialista en Recursos Humanos sostuvo que lo más importante fue contar con las guías necesarias para tomar las mejores decisiones. Se sometió a unas pruebas genéticas que confirmaron la recomendación de mastectomía bilateral. De todos modos, la pareja había acordado que, si había que remover el seno izquierdo, preferían reducir la futura aparición de la malignidad sacando los dos. A Julissa también le extirparon los ganglios linfáticos como una forma de reducir la probabilidad de propagación del cáncer a otros órganos.
“Lo único que tú quieres es sacar de tu cuerpo lo que no te pertenece”, expresó la mujer de 48 años. Junto con la toma de decisiones sobre su salud física, Julissa estaba consciente de que tenía que manejar sus emociones y añadir dosis elevadas de positivismo a su usual buena actitud ante la vida. Esa actitud sostuvo a su núcleo familiar y les permitió atravesar unidos y optimistas el túnel de la incertidumbre por el que atraviesan tantas familias con diagnósticos de cáncer.
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“Se dice que una es sobreviviente, pero ellos son co-sobrevivientes”, afirmó refiriéndose a la participación que familia y amigos tuvieron en su proceso de cirugía y recuperación. “Después de la operación, mi suegra llegó a mi casa y me dijo ‘hasta que yo no te vea bien, yo no me voy de aquí’. Se fue cuando ya me vio haciendo todas mis cosas de rutina. Ha sido un proceso maravilloso porque, como familia nos apoyamos”, expresó.
El proceso de recuperación de Julissa coincidió con el diagnóstico de cáncer de Ferdinand Pérez, compañero de labores y gran amigo de Delgado. La esposa de Pérez, Ingrid Pagán, estuvo entre esas amigas acompañantes tras su diagnóstico. “Ella fue de esas personas que no me soltó. Cuando llega la noticia de Ferdinand, para nosotros fue devastador. Fue revivir todo mi proceso”, rememoró, quien estará recibiendo quimioterapia oral por cinco años.
Julissa se empeñó en encontrar un propósito ante esas experiencias dolorosas. Estar receptiva ante esa lección que le presentó la vida es algo que sigue teniendo muy claro. Su voz transmite tranquilidad, fortaleza; emana la alegría de sentir que está haciendo lo correcto para superar la mayor de las pruebas que ha enfrentado.
“Tenemos que seguir nuestros protocolos de seguimiento y no fallar ni por trabajo, ni por nada. Si tú no estás bien, la familia no estará bien. Debemos querernos un poquito más y bajarle las revoluciones a la vida que uno lleva”, manifestó.