Rara vez los rabinos pasan el Shabat o día del descanso judío contando cadáveres. Pero el sábado, una semana después de que Hamas atravesó fácilmente la valla de seguridad fortificada de Israel y matara a tiros a cientos de israelíes —en festivales de música, en sus casas, en automóviles mientras intentaban huir—, el rabinato militar de Israel hizo una excepción.
En la base militar de Shura, en el centro de Israel, los cuerpos están llegando más rápido de lo que los rabinos pueden identificarlos. Hay cientos de soldados, mujeres y niños en bolsas para cadáveres en los estantes de camiones refrigerados esperando a ser examinados. Los equipos de identificación se reúnen en taburetes de plástico frente a los camiones para tomar descansos o fumar entre turnos. Llevan pesadas máscaras antigás: el olor a muerte es abrumador.
“En general, la ley judía dice que no se puede violar el Shabat por una persona muerta”, dijo el rabino Israel Weiss, que ayuda a dirigir la operación. “La excepción es cuando una familia tiene dudas y la muerte es tan paralizante que puede poner en riesgo la vida de la familia. Ahí es cuando se debe trabajar en Shabat para identificar el cuerpo y llevar respuestas a la familia”.
Ahora, lo mejor que el país puede ofrecer a las familias de unas 1.300 personas asesinadas por milicianos de Hamas es la confirmación final de que sus seres queridos están muertos.
El proceso podría llevar meses, dijeron los trabajadores. Algunos cuerpos están tan desfigurados que no pueden ser identificados. Cada uno debe someterse a pruebas de ADN, una tarea que se hace más difícil por el hecho de que el ejército no tiene una base de datos de ADN para los civiles. Hasta ahora sólo la mitad de los civiles han sido identificados, dijeron los rabinos.
Buscando noticias sobre sus seres queridos, familias de todo Israel han acudido en masa a los hospitales para dar muestras de ADN con la esperanza de que puedan coincidir con los cuerpos en una de las varias bases en todo el país que reciben a los muertos.
La familia de Maayan Mualem quiere respuestas. Lo último que supieron fue que ella recibió un disparo en la espalda por parte de combatientes de Hamas que irrumpieron en el festival de música al aire libre al que asistía y mataron a tiros a los asistentes. Desde entonces la buscan.
La semana pasada, la familia se presentó en una comisaría en las afueras de Tel Aviv para dar muestras de ADN con la esperanza de hallar una coincidencia.
“El Estado de Israel pondrá todos los esfuerzos posibles, dinero y recursos, para que cada soldado y ciudadano caído sea reconocido”, dijo Weiss. “Hasta que lleguemos al punto en que ninguna madre se quede llorando sobre la tumba de su hijo o hija, teniendo cualquier tipo de duda de que no sean ellos”.
Equipos de reservistas, algunos de ellos de tan solo 23 años, trabajan día y noche identificando cadáveres. Antes del ataque, algunos trabajaban como dentistas, otros eran estudiantes. Ahora pasan sus días con trajes blancos contra materiales peligrosos.
“Los reservistas regresan a casa por la noche y tratan de borrar lo que han visto aquí”, dijo la capitana Maayan, una dentista de 40 años de Tel Aviv que trabaja en un equipo que identifica los cuerpos de mujeres. Maayan, cuyo apellido no puede publicarse según las normas militares, dijo que en uno de sus turnos abrió la cremallera de una bolsa para cadáveres y encontró a una de sus pacientes, mirándola.