WASHINGTON (AP) — Al cumplirse el vigésimo día en que la Cámara de Representantes de Estados Unidos está sin speaker, los republicanos se encontraban el lunes empezando desde cero: debatiendo sobre quién los liderará, cuáles serán sus prioridades y cuándo el Congreso reanudará sus funciones normales.
Nueve republicanos se postularon para el cargo —presidente de la Cámara de Representantes y segundo en la cadena de mando para la presidencia del país— aunque ninguno tiene probabilidad clara de ganar. El más veterano de ellos es el representante Tom Emmer de Minnesota, exjefe de campaña que es ahora el encargado de disciplina. Pero el exentrenador de hockey no cuenta con el apoyo de Donald Trump, lo que podría significar el fin de su candidatura.
El lunes en la noche, como lo han hecho casi todos los días desde que destituyeron del cargo a Kevin McCarthy, los republicanos se reunirán a puerta cerrada para escuchar al candidato antes de votar.
El propio McCarthy calificó la situación como “vergonzosa” para los republicanos, cuya mayoría en la cámara baja está siendo desperdiciada, y para el gobierno en general, que no puede funcionar a plenitud.
Lo que empezó como una bravuconada de un sector de republicanos radicales liderados por el representante Matt Gaetz de Florida, para destituir a McCarthy a inicios de mes, se ha convertido en una crisis total de disfunción y de peligrosas pugnas internas que están impidiendo el funcionamiento normal del Poder Legislativo estadounidense.
El gobierno federal nuevamente se arriesga a un cierre en cuestión de semanas si el Congreso no aprueba una legislación antes del 17 de noviembre para mantener en funcionamiento los despachos y servicios. Y en lo más inmediato, el presidente Joe Biden le ha pedido al Congreso aprobar 105.000 millones de dólares en asistencia para Israel, Ucrania y para fortalecer la frontera estadounidense con México. Programas federales de aviación y agricultura podrían quedar paralizados si no se aprueba un nuevo financiamiento.
A pesar de ello, las rencillas entre los legisladores están cobrando más fuerza que cualquier deseo de resolver la crisis, mientras los republicanos siguen atacándose entre sí: primero al destituir a McCarthy y luego al rechazar los candidatos postulados seguidamente para reemplazarlo, como el líder de la mayoría Steve Scalise y el titular de la Comisión de Asuntos Jurídicos Jim Jordan.
Lo que comenzó como una serie de quejas de ultraderechistas contra las posiciones de McCarthy en las negociaciones sobre el presupuesto se ha convertido en una cadena de animosidades políticas y personales sobre distintos líderes, facciones y personalidades.
“¿Hay alguien que pueda resolver esto? Me parece que no”, comentó el representante Troy Nehls de Texas, quien ha sugerido darle el cargo a Trump.