El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, condenó el viernes los destrozos causados por manifestantes antinmigrantes en el centro de Dublín tras el apuñalamiento de tres niños pequeños, y destacó que los alborotadores simplemente querían provocar caos, no proteger el estilo de vida del país.
La policía efectuó más arrestos el viernes por la noche mientras llevaba a cabo un amplio operativo de seguridad en la capital irlandesa para asegurarse de que no se repitieran los disturbios del jueves. Varias personas fueron colocadas en furgonetas de la policía tras altercados esporádicos.
La policía arrestó a 34 individuos después del tumulto del jueves por la noche, cuando hasta 500 personas saquearon tiendas, incendiaron vehículos y arrojaron piedras a policías antimotines.
La violencia estalló después que circularon rumores de que el hombre que agredió a tres menores el jueves por la tarde afuera de una escuela de Dublín era extranjero. Las autoridades no han dado a conocer su nacionalidad.
Varadkar aseguró que la capital de Irlanda había sufrido dos ataques: uno contra niños inocentes y el otro contra “nuestra sociedad y el imperio de la ley”.
“Estos criminales no hicieron lo que hicieron porque aman a Irlanda, no hicieron lo que hicieron porque quisieran proteger al pueblo irlandés, no lo hicieron por ningún sentido de patriotismo, por retorcido que fuera”, le dijo Varadkar a los periodistas el viernes por la mañana. “Lo hicieron porque están llenos de odio, aman la violencia, aman el caos y aman causar dolor a otros”.
Una niña de 5 años se encontraba en estado crítico en un hospital de Dublín, y un asistente de profesor estaba grave, informó la policía. Una niña de 6 años sigue recibiendo tratamiento por lesiones menos graves y otro niño fue dado de alta durante la noche. El presunto agresor, que fue sometido por testigos, permanece hospitalizado en estado grave.
La agitación del jueves ocurrió en medio de crecientes tensiones por la inmigración en Irlanda que reflejan tendencias en otras partes de Europa. Este año, personas que portaban pancartas que rezaban “Irlanda ya está llena” protestaron en Dublín, mientras que algunos manifestantes bloquearon el acceso a un hotel que alberga a solicitantes de asilo en el condado Clare, en la costa oeste.
Irlanda recibió a más de 141.000 inmigrantes en 12 meses hasta abril, el mayor total desde 2007, según muestran las estadísticas gubernamentales más recientes. La llegada de migrantes provocó un incremento de 11,7% en la población del país durante los últimos 11 años, lo que ha contribuido a un aumento constante en los precios de la vivienda.
Cuando se le preguntó acerca de las tensiones que han surgido este año en torno al tema de la inmigración, Varadkar le dijo al Parlamento de Irlanda que siempre hay espacio para protestar pacíficamente, pero que la violencia, la intimidación y el racismo nunca son legítimos.
“Creo que en lo que respecta a este asunto, nunca deberíamos perder de vista el panorama completo: estamos enfrentando una enorme crisis de refugiados, no sólo aquí en Irlanda, sino en toda Europa”, declaró en mayo.
El comisario Drew Harris, jefe de la policía nacional de Irlanda, describió a los manifestantes del jueves como una “facción de hooligans completamente lunáticos movidos por ideología de ultraderecha”.
Más de 400 agentes, muchos de ellos con equipos antimotines, se desplegaron por el centro de la ciudad para contener los disturbios. Se estableció un cordón de seguridad alrededor del edificio del Parlamento, Leinster House, y agentes a caballo patrullaron por la cercana calle Grafton.
Un agente policial resultó gravemente herido en enfrentamientos con los agitadores, algunos de los cuales portaban barras de metal y tenían el rostro cubierto.
“Estos (disturbios) son escenas que no hemos visto en décadas, pero lo que está claro es que la gente se ha radicalizado a través de las redes sociales y el internet”, le dijo Harris a los periodistas.