Catorce personas han muerto en una población rural del centro de México tras un enfrentamiento entre presuntos miembros del crimen organizado con vecinos del lugar, informó la Fiscalía del Estado de México. Cuatro personas quedaron heridas y dos estaban desaparecidas.
La policía estatal dijo que 11 de los muertos el viernes eran miembros de la pandilla criminal y los tres restantes eran aldeanos. La policía no identificó a la pandilla, pero el violento cartel La Familia Michoacana ha sido dominante en la zona durante el último decenio.
El choque tuvo lugar a plena luz del día en la localidad de Texcaltitlán, 130 kilómetros al suroeste de Ciudad de México. Videos divulgados en redes sociales muestran una multitud en un campo de fútbol que arremete contra alguien y luego se ve a gente con palos, guadañas y otros con armas y cómo la gente huye cuando comienza una fuerte balacera.
En el comunicado oficial, la fiscalía no explica las razones del enfrentamiento y solo indica que tanto la policía del Estado como la Guardia Nacional acudieron al lugar para atender el suceso. También pidió a la población “mantener el control tras la emergencia” y mantenerse informada de la situación en la localidad por vías oficiales.
El video parecía mostrar que los agresores vestían uniformes de tipo militar y algunos llevaban casco. Los aldeanos aparentemente incendiaron los cuerpos y sus vehículos.
Medios locales afirmaron que miembros del grupo criminal la Familia Michoacana se habían presentado en el pueblo para exigir a los agricultores locales el pago de “derecho de piso”, es decir, una extorsión por cada metro cuadrado de terreno cultivado.
La exigencia de extorsiones por todo y a cualquier negocio es algo habitual en territorios mexicanos que están controlados por los cárteles. Generalmente, las exigencias de pago van unidas a amenazas o a ataques, quema de ranchos o tiendas, secuestros o incluso asesinatos de quien se niega a pagar.
La Familia Michoacana es un grupo criminal del centro del país que ha emboscado a policías y que en 2022 masacró a 20 habitantes de la localidad de Totolapan, en el vecino estado de Guerrero. En ese ataque murieron el alcalde de la localidad, su padre y otros 18 hombres.