“Puerto Rico se encuentra en un estado de esquizofrenia moral,” así cualificó el viernes el Padre Pedro Ortiz, párroco titular de la Iglesia de San Pablo Apóstol en el barrio Tomás de Castro, en el municipio de Caguas, la situación de inestabilidad social que enfrenta Puerto Rico.
De acuerdo con el sacerdote, dicho estado de esquizofrenia (enfermedad mental que afecta la forma en que una persona piensa, siente y se comporta) ha llevado a las distintas instituciones sociales, y a una parte de la sociedad, a considerar que los pobres en la sociedad puertorriqueña sean los únicos que comenten delitos, mientras que los ciudadanos con mayores recursos económicos, o “los ricos, parecen no violar la ley nunca”.
PUBLICIDAD
El Padre Pedro se refirió específicamente a la Rama Judicial de Puerto Rico en lo correspondiente a “la discreción de lo jueces en la aplicación de la fianza”.
“Los pobres terminan sin poder pagar nada y metidos en la cárcel. No digo que no cumplan… lo que estoy diciendo es que se asuma un nivel de correspondencia y seriedad en estos asuntos… que no se tiren las cosas así… al garete. Eso es una forma de maltrato hacia la situación de los pobres en esta parroquia, que es uno de nuestros temas hoy, y de la injusticia social que nos daña la vida… la injusticia social que no nos permite visualizar al otro como el otro realmente es en su entera dignidad,” recalcó el Padre Pedro.
Las expresiones del prelado tuvieron lugar durante su breve participación en la octava Misa de Aguinaldo que se celebró en la parroquia de San Pablo Apóstol. La participación de Padre Pedro, quien aún se encuentra convaleciente de una afección de salud, se limitó a la homilía final en la misa en la que también se conmemoró el 128 aniversario de la bandera puertorriqueña.
" A mi me parece de transcendental importancia que sepamos de una vez que Puerto Rico se transformará solamente el día en que el liderato comunitario y político de este país empiece a caminar en conjunto… empiece a caminar al unísono y construyamos un nuevo país donde sepamos que debemos dejar las puertas abiertas al nacimiento de la esperanza,” concluyó Padre Pedro.