Los alcaldes de Chicago, Nueva York y Denver redoblaron el miércoles sus peticiones de más ayuda federal y coordinación con Texas ante la creciente cantidad de solicitantes de asilo que llegan a sus ciudades en autobús y avión.
Los funcionarios hicieron sus peticiones en un momento en que algunas ciudades de Estados Unidos batallan para gestionar el aumento en el número de migrantes enviados desde Texas y otros estados. Por medio del operativo ordenado por el gobernador republicano Greg Abbott, desde el año pasado más de 80.000 migrantes han sido enviados en autobuses a ciudades gobernadas por demócratas. Recientemente su gobierno ha intensificado esta práctica con aviones fletados.
Los alcaldes criticaron duramente a Abbott y la iniciativa, diciendo que los autobuses llegan a todas horas, fuera de las zonas designadas para su arribo y sin información acerca de los pasajeros.
“No podemos permitir que autobuses con personas que necesitan nuestra ayuda lleguen sin previo aviso a cualquier hora del día y de la noche”, declaró el alcalde de Nueva York, Eric Adams, en una rueda de prensa virtual con los demás alcaldes. “Esto no sólo nos impide brindar ayuda de forma ordenada, sino que pone en peligro a quienes ya han sufrido tanto”.
Chicago ha tomado medidas enérgicas contra los llamados autobuses “rebeldes”, interponiendo demandas, multas y sanciones. En semanas recientes, los autobuses han intentado evadir las sanciones, dejando a los pasajeros en paradas no programadas en las periferias, lo que ha obligado a funcionarios y autoridades locales a intervenir. Recientemente, un autobús dejó a un grupo de migrantes en plena noche en una gasolinera de la ciudad de Kankakee, a unos 110 kilómetros (70 millas) de Chicago.
“La falta de atención que se ha visto durante el último año y medio ha creado un caos increíble”, declaró el alcalde de Chicago, Brandon Johnson. Más de 26.000 migrantes han llegado a la ciudad desde el año pasado.
Adams dijo que la ciudad de Nueva York pondría en marcha normas similares a las de Chicago, y el miércoles anunció una orden ejecutiva por la que se exige que los autobuses arriben sólo entre las 8.30 de la mañana y el mediodía de los días laborables a un único lugar de llegada, o de lo contrario enfrentarán multas, demandas judiciales o la incautación de los autobuses. Denver tiene normas similares sobre las paradas en días laborables durante determinadas horas.
En Nueva York, más de 161.000 migrantes han llegado y solicitado ayuda municipal desde la primavera de 2022, incluidos 4.000 apenas la semana pasada, dijeron Adams y otros funcionarios esta semana.
Los alcaldes demócratas se reunieron el mes pasado con el presidente Joe Biden, tras lo cual enviaron una carta solicitando más ayuda. Quieren más fondos federales, iniciativas para ampliar las autorizaciones de trabajar y un horario para la llegada de los autobuses.
Las ciudades ya han gastado cientos de millones de dólares para alojar, transportar y proporcionar atención médica a los migrantes.
“Esto abrumará los presupuestos municipales de todo el país”, afirmó el alcalde de Denver, Mike Johnston. La ciudad ha recibido a más de 35.000 migrantes en el último año.
Nueva York ha ofrecido a los migrantes boletos de ida para salir de la ciudad, y el alcalde viajó a América Latina para disuadirles de venir. Miembros del gobierno de Johnson también visitaron ciudades fronterizas este año en un intento de abrir líneas de comunicación.
La oficina de Abbott no contestó de inmediato a un mensaje de correo electrónico que se le dejó el miércoles. Un portavoz ha dicho previamente que el gobernador texano seguirá “tomando medidas históricas” hasta que el gobierno de Biden resguarde la frontera.
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Los periodistas de The Associated Press Jennifer Peltz en Nueva York y Paul Weber en Austin, Texas, contribuyeron a este despacho.