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Japoneses lamentan la pérdida de sus seres queridos tras sismo que dejó 92 muertos

Los funcionarios indicaron que hay 242 desaparecidos

Con el rostro oculto bajo un humilde sombrero de paja, el hombre observaba silenciosamente mientras varios rescatistas con cascos levantaban cuidadosamente de entre los escombros el cuerpo de su esposa, envuelto en plástico azul y sobre una camilla.

Se enjugó la cara fatigada con un trapo. Tenía los ojos enrojecidos.

Esta escena en la ciudad de Suzu se repitió trágicamente a lo largo de la prefectura de Ishikawa y regiones cercanas en la costa occidental de Japón tras el terremoto de magnitud 7,6 del lunes, el cual destruyó casas, retorció y generó grietas en caminos y desperdigó embarcaciones en el agua como si fueran juguetes.

La cifra de fallecimientos se ubicaba en 92 el viernes por la mañana.

Funcionarios de Ishikawa dijeron que, de esa cifra, 55 murieron en la ciudad de Wajima y 23 en Suzu. Los otros 13 se reportaron en cinco poblados vecinos. Más de 460 personas resultaron heridas, de las cuales al menos 26 están graves.

Los funcionarios indicaron que hay 242 desaparecidos, y dieron a conocer una lista de nombres que crece cada día. Muchos de ellos son ancianos que vivían en Wajima y Suzu.

Lo que agravó la situación fue el hecho de que había personas de visita para celebrar el Año Nuevo con sus seres queridos cuando el terremoto azotó la región.

El primer ministro Fumio Kishida reforzó las operaciones de rescate con unos 3.600 soldados adicionales a los 1.000 iniciales. Su misión es proporcionarle a los afectados agua fresca y comidas calientes, y también colocar instalaciones de baño para las 34.000 personas que perdieron sus viviendas y están quedándose en sitios a los que fueron evacuadas.

Aunque Japón tiene reputación de contar con un servicio confiable de apoyo en caso de desastres, han estado escaseando artículos de primera necesidad como agua, alimentos y frazadas.

“Todo lo que recibimos fue un par de bolas de arroz”, dijo el anciano Yasuo Kobatake mientras ahuecaba la mano para mostrar lo pequeñas que fueron las raciones. Ha estado refugiado en una escuela primaria, un centro de evacuación improvisado.

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