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Reconfigurando el paisaje: Desafíos y estrategias para vencer las islas de calor

Durante el primer día del Caribe Fest 2024, expertos abordaron el fenómeno que agrava las temperaturas en las zonas urbanas

San Juan En Puerto Rico existe mucha construcción de vivienda cercana a las zonas litorales. (DENNIS A. JONES)

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Mientras el calor histórico persiste en la isla– con el pasado septiembre siendo el más caliente en la historia de Puerto Rico– un fenómeno agrava las temperaturas en las zonas urbanas: las islas de calor.

Este fue el tema discutido ayer durante el panel “Islas de calor dentro del archipiélago, ¿cómo funcionan?” celebrado en el primer día del Caribe Fest 2024, un evento organizado por el Centro de Periodismo Investigativo (CPI) para abordar la crisis climática.

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Los espacios urbanos experimentan temperaturas más altas debido a la absorción de calor por parte de los materiales como el concreto y el asfalto, la falta de vegetación, el calor liberado por los motores de vehículos y maquinaria, entre otros factores, conforme a los panelistas Pablo Méndez Lázaro y Cynthia Burgos López.

“Nos hemos encargado básicamente de impermeabilizar todas las áreas urbanas. Específicamente por la manera en que habitamos el paisaje. Hay un tema con el transporte, que nos ha hecho sobre-impermeabilizar estas superficies. Tenemos el color de la brea que utilizamos también, ese color negro es un color que absorbe mucho calor”, explicó Burgos López, directora ejecutiva de la organización sin fines de lucro La Maraña.

Al tiempo que los materiales impermeables que cubren las ciudades absorben y retienen más el calor, también eliminan la capacidad de filtración natural del agua.

Por su parte, Méndez Lázaro, profesor asociado del Departamento de Salud Ambiental del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, señaló que los materiales de los edificios no son lo único que intensifica las temperaturas en las zonas urbanas, sino que también inciden los motores de los vehículos, las máquinas y los sistemas de aire acondicionado.

“En el contexto urbano, no solamente está la parte de desarrollo urbanístico, sino que toda esa infraestructura que le tenemos que añadir, para que estos inmuebles tengan una funcionalidad, [...] también genera calor”, estableció el miembro del Comité de Expertos y Asesores sobre Cambio Climático.

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El investigador ambiental resaltó además que en los “parchos” más calientes de los núcleos urbanos viven comunidades desventajadas, quienes, a su vez, se ven en condiciones desiguales para responder al calor.

Méndez Lázaro ejemplificó que muchas personas no tienen los medios para afrontar una factura de la luz elevada, lo que les impide mantener un sistema de aire acondicionado encendido constantemente en sus hogares.

Urgente la transición a infraestructura verde

Burgos López, quien dirige la organización que promueve el diseño y la planificación urbana participativa, urgió a sembrar y a “depavimentar” las áreas urbanas.

La estudiante de doctorado en Manejo Ambiental precisó que existe un movimiento en la ciudad de Portland, Oregon, en el que se están analizando cuáles zonas permanecen en desuso, para entonces retirar las superficies que impermeabilizan el terreno.

Este tipo de iniciativa podría implementarse en el archipiélago, pues la panelista señaló que “en Puerto Rico existe una cantidad enorme de lugares abandonados”.

“Estamos viendo el abandono como una oportunidad”, continuó.

Méndez Lázaro coincidió con que la transformación del paisaje es clave para enfrentar la crisis climática, al comentar que un estudio realizado en la Escuela Graduada de Salud Pública reveló diferencias de hasta 30 grados Fahrenheit entre zonas urbanas de alta densidad y las de baja densidad.

Dicho monitoreo, realizado con imágenes satelitales termales de áreas de San Juan, determinó que zonas como los centros comerciales, por ejemplo, son más calientes que las regiones con mayor vegetación, como el Jardín Botánico de Río Piedras.

Soluciones a corto y largo plazo

Los panelistas indicaron que atender el fenómeno de las islas de calor conllevará una mayor planificación organizada para repensar el diseño urbanístico actual.

Sin embargo, entre las buenas prácticas que pueden ejercer los individuos para disminuir su huella ecológica, estos coincidieron en la importancia del consumo local y de optar por alimentos de temporada. “Tenemos que volver a aprender a comer”, sostuvo Burgos López.

Asimismo, el investigador ambiental trajo a colación el tema del sistema energético, y la necesidad de implementar las energías renovables.

Entre las medidas de manejo del calor que sugirió la directora ejecutiva de La Maraña, está el llevar consigo una botella de agua reutilizable para mantenerse hidratados y vestir con ropa de algodón sostenible para mantenerse frescos, al tiempo que promueven la conciencia en la compra de ropa.

De igual forma, para ayudar a enfriar el hogar, Burgos López apuntó a los beneficios de mantener un jardín casero.

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