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Marchas del orgullo LGBTQ festejan la diversidad en América Latina, pero exigen más derechos

“Ni enfermos ni criminales”, gritaban decenas de miles de personas en Ciudad de México

CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Banderas del arco iris, libertad, exigencias de más derechos y mucha brillantina.

Distintas ciudades de América Latina, de México a Chile, se llenaban este sábado de color y música para celebrar un año más las tradicionales marchas del orgullo LGBTQ en las que, además de fiesta, se exigen más derechos y el fin de la estigmatización y de la violencia que sigue afectando a esta comunidad, en mayor o menor medida, en muchos países de la región.

“Esta marcha es de orgullo, esta marcha es de protesta, esta marcha es de celebración”, “Ni enfermos ni criminales”, gritaban decenas de miles de personas en Ciudad de México entre carrozas, plumas, tacones, llamativos vestidos y las simbólicas banderas con los colores del arco iris en pancartas y paraguas que simbolizan la diversidad por la que apuestan.

La primera marcha del orgullo se celebró en Nueva York en 1970 para conmemorar el primer aniversario de la revuelta del Stonewall Inn, un motín que comenzó con una redada policial en un bar gay de Manhattan.

Casi una década después comenzó a celebrarse en Ciudad de México, considerada la ciudad más progresista del país y cuya celebración es desde hace años una de las más grandes de la región.

Pero este año es Chile el que conmemoraba una de las efemérides más importantes: los 25 años de la despenalización de la homosexualidad en el país, la “base de todas nuestras conquistas”, dijo Rolando Jiménez, uno de los líderes históricos de la organización convocante, el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh).

Entonces fue cuando “dejamos de ser delincuentes ante los ojos del Estado”, señaló en su discurso.

Entre 1875 y 1999 el código penal chileno establecía penas de entre 541 días y 3 años de presidio para personas mayores de edad que tuviesen relaciones sexuales consentidas con personas del mismo sexo.

Hoy es uno de los países en la vanguardia latinoamericana. Es posible el matrimonio entre personas del mismo sexo, que pueden también adoptar. Los menores de 18 trans pueden cambiar su nombre en su partida de nacimiento y existen hasta 18 leyes que protegen a la comunidad LGBTQ aunque, según Movilh, han crecido los casos de homofobia y transfobia en el último año.

México, un país fuertemente católico, también ha cambiado mucho desde aquella primera marcha de un puñado de activistas de 1979, una época de gran represión oficial, donde las fotografías de la época mostraban a parejas con pancartas donde se leía “Mi hijo es homosexual y estoy orgullosa de él”.

Hoy las familias siguen siendo el sustento de muchos activistas. Para un joven químico de 23 años que sólo se identificó como Járez, ya se ha convertido en tradición participar junto a sus padres.

“Es un día en el que convivimos realmente porque los demás días del año, literalmente, hasta Navidad, no tenemos la oportunidad”, señaló.

El matrimonio entre personas del mismo sexo y el cambio de nombre ha avanzado en muchos estados con el apoyo de sentencias de la Suprema Corte y en 2023 se expidieron los primeros pasaportes no binarios, un cambio a nivel federal.

Pero los asesinatos de odio continúan y también ese año, llegó uno de los que más impactó a toda la comunidad: el de Jesús Ociel Baena, un activista conocido por todos como “el magistrade” porque fue la primera persona no binaria en asumir un cargo judicial en México.

La inseguridad es una de las preocupaciones en otros muchos puntos de América Latina también azotados por la violencia en general.

En Ecuador, Diane Rodríguez, coordinadora de la marcha en Guayaquil, 270 kilómetros al suroeste de la capital, pidió paz en medio de un país muy convulso en estos momentos y donde en los primeros seis meses 27 personas de la comunidad han sido asesinadas, casi el doble que en el mismo periodo del año pasado en el primer semestre.

En Perú, la principal marcha prevista la tarde del sábado tenía el lema “Nada que curar”, un claro llamamiento al gobierno peruano que este año emitió un decreto que consideraba como “enfermedades mentales” a siete identidades de género, incluida la transexualidad, aunque tras las críticas suscitadas esta misma semana dio marcha atrás y corrigió la disposición.

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Con colaboraciones de periodistas de The Associated Press en la región.

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