La sonda Voyager 1 fue lanzada al espacio en 1977 y hasta hace poco ha estado transmitiendo a la Tierra datos medioambientales y fotografías, deleitando a científicos de todo el mundo con nuevas imágenes del espacio. La principal tarea del programa era estudiar los planetas de nuestro sistema solar: Júpiter y Saturno. Sin embargo, la longeva sonda estadounidense la cumplió hace tiempo. Y, a pesar de ello, la desaparición de la nave hace seis meses conmovió a todos los que seguían el destino de la veterana sonda.
“En efecto, el pasado mes de noviembre dejó de transmitir información útil a la Tierra debido a un fallo en el sistema de transmisión de datos. Gracias a los esfuerzos de los ingenieros de la NASA, se consiguió, como ellos dicen, ‘parchearla’, y hace unos días el aparato empezó a transmitir de nuevo información científica”, dijo a Metro el director ejecutivo del Centro Científico y Técnico de Vigilancia Medioambiental y Ecología MIPT, Alexander Rodin.
Señaló que el procedimiento de restauración del aparato es bastante complicado debido a que la sonda se encuentra a una distancia de 24,000 millones de kilómetros de la Tierra. Sin embargo, subraya que este trabajo no es en vano y la sonda espacial aún puede aportar a los investigadores mucha información útil.
“El momento de traspasar el límite de la zona de influencia del campo magnético del sistema solar, que tuvo lugar hace relativamente poco tiempo, aportó muchos descubrimientos, en particular, los realizados por un grupo dirigido por el físico ruso Vladislav Izmodenov, del IKI RAS. Ahora mismo, el entorno que rodea a la nave espacial es en su mayor parte homogéneo, pero no sabemos qué otras sorpresas podría depararnos”.
En cuanto al tiempo que la Voyager 1 puede seguir surcando el espacio, el experto explica que es imposible fijar un plazo definitivo de desactivación del aparato.
“Es muy posible que dure algunas décadas más. El principal factor limitante es la fuente de energía radioisotópica, que durará mucho tiempo”, explicó el experto.
Subrayó que los científicos y toda la humanidad, tienen mucho que aprender de Voyager-1. “Debemos aprender lecciones muy importantes de este proyecto. En la época en que se lanzó la Voyager desde la Tierra, nuestro país estaba en la cima de su poder. Sin embargo, incluso entonces fue en la microelectrónica donde la URSS empezó a perder notablemente frente a Occidente. Y ahora no debemos olvidar que realmente todas las grandes potencias son famosas sobre todo por los inventos que sirven a la gente durante décadas”.
