El expresidente de Bolivia Evo Morales inició el viernes concentraciones políticas con tinte electoral en la ciudad de El Alto, vecina de La Paz, sin que el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) haya resuelto la pugna que mantiene Morales con el actual mandatario Luis Arce por controlar el partido, con miras a los comicios presidenciales del próximo año.
Poco más de un millar de personas, menos de lo esperado, se concentraron el viernes en una barriada de esta ciudad para proclamar a Morales como precandidato por el partido gobernante Movimiento al Socialismo (MAS).
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Desde la azotea de una casa, Morales se dirigió a sus partidarios que llenaron una calle para pedirles “unidad para recuperar a nuestra Bolivia, unidad para recuperar nuestra revolución”. Aprovechó la concentración para disparar en contra del presidente boliviano, Luis Arce, a quien otrora Morales apadrinó políticamente para que se convirtiera en su heredero, pero para quien hoy, solo tiene críticas: que deje de culpar a Morales de la situación económica del país a le dijo. “Es una vergüenza que nos haga depender de la deuda externa”, señaló.
Funcionarios del municipio de El Alto, afines a Arce, evitaron que partidarios de Morales instalaran una tarima y parlantes en una plaza abierta, por lo que el líder político debió improvisar un escenario en una esquina; eso no detuvo a sus partidarios que lo vitoreaban: ¡Evo no estás solo! ¡Evo presidente !
La anunciada presencia de Morales había generado tensión y cruce de amenazas ante la posibilidad de un choque callejero —como ya ocurrió hace dos semanas— entre sus seguidores y los de Arce. La lucha interna por el control del partido de cara a las elecciones presidenciales de agosto de 2025 ha debilitado políticamente al Movimiento al Socialismo (MAS) que gobierna Bolivia hace 17 años.
Gerardo García, dirigente afín a Morales, acusó a la alcaldesa de El Alto, Eva Copa, cercana a Arce, de enviar guardias municipales para impedir la concentración. “No solicitaron permiso para ocupar un espacio público”, explicó Copa, aunque finalmente el mitin se desarrolló pacíficamente con música y baile.
Antes del mitin, el vocal electoral Tahuichi Quispe advirtió que las autoproclamaciones no son parte del calendario electoral oficial y pueden ser sancionadas. La advertencia pareció calar: Morales evitó decir que es candidato y dijo que el fin de semana visitará otras ciudades donde lo esperan para darle apoyo, mientras que sus seguidores lo proclamaron como si ya estuviera en la carrera presidencial.
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Quien fuera el primer presidente indígena del país (2006-2019) busca asegurarse la postulación movilizando a sus bases para presionar. “Está electoralizando anticipadamente al país sin respetar los tiempos”, dijo la viceministra de Comunicación Gabriela Alcón.
Cuando falta 13 meses para los comicios presidenciales es incierto cuál de los dos líderes de MAS será el candidato del oficialismo. No solamente porque mientras Arce tiene el respaldo de la Constitución —que permite la reelección por una vez continua—, Morales afronta impugnaciones legales tras haber gobernado trece años, si no también porque la MAS está fragmentada: tras el evidente distanciamiento político entre Morales y quien otrora fuera su heredero político, la militancia también se decantó hacia uno u otro líder, creando una disputa permanente en el seno del partido. Esta disputa se ha agudizado ante el interés de Morales y de Arce de convertirse en el próximo candidato presidencial respaldado por MAS.
El mitin de Morales se da en ese contexto y tras dos semanas de una masiva marcha de apoyo a Arce tras el fallido golpe militar en su contra, ocurrido hace un mes, y que ha levantado dudas sobre si realmente fue una asonada militar o un autogolpe para elevar la popularidad del mandatario, afectada por el mal momento económico que vive el país.
Arce también perdió el control del Legislativo desde que MAS se dividió en dos facciones. El mandatario acusó el jueves a los legisladores afines a Morales y a la oposición de centro y de derecha de un “bloqueo económico” a su gobierno, al frenar la aprobación legislativa de créditos internacionales para reactivar la economía. Como respuesta, Morales ha llamado a sus bases para “recuperar la economía”, que es la principal preocupación de los bolivianos, enfrentados al alza del costo de vida, la escasez de combustibles y de dólares que ha provocado el encarecimiento de las importaciones. Las protestas de diversos sectores son cotidianas.
Morales renunció a la presidencia en 2019, en medio de un estallido social que dejo 37 muertos tras unas elecciones denunciadas como fraudulentas en las que buscaba una nueva reelección. El MAS regresó al poder en 2020 con Arce — antigua ministro de Economía de Morales por una década— pero las discrepancias entre ambos no tardaron en surgir.
En el bando opositor de centro y de derecha la situación no es mejor que en el partido gobernante. También está dividido sin un líder que destaque. Además, varios opositores están procesados o en la cárcel por las protestas que precipitaron la renuncia de Morales.