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Pasear al perro puede ser una práctica muy peligrosa

Las lesiones relacionadas con sacar a pasear al perro han ido en aumento

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Susannah Johnston, de Croton-on-Hudson, Nueva York, pasea a su perra Ellie el 8 de septiembre de 2024 en Norfolk, Connecticut. Johnston, instructora de yoga y entrenadora de fuerza, se ha lesionado tres veces en accidentes relacionados con el paseo de su AP (Vincent Cohan/AP)

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NUEVA YORK (AP) — Las caricias. La lealtad. La mirada de adoración. Tener un perro es una fuente de muchas alegrías, entre ellas salir a pasear a paso ligero. Pero los paseos también conllevan riesgos a los que algunas personas deberían prestar más atención.

En los últimos 20 años, las lesiones relacionadas con sacar a pasear al perro han ido en aumento en niños y adultos en Estados Unidos, según investigadores de la Universidad Johns Hopkins. Las fracturas, esguinces y traumatismos craneoencefálicos son algunas de las más comunes.

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Entre 2001 y 2020, el número estimado de adultos que fueron atendidos por los servicios de urgencias por lesiones sufridas mientras paseaban a sus perros aumentó significativamente, de 7,300 a 32,300 al año, según declaró a The Associated Press el investigador principal, Ridge Maxson. La mayoría de los pacientes eran mujeres (75%). En general, los adultos de entre 40 y 64 años representaron el 47%.

Y la cifra sólo incluye las visitas a las salas de urgencias. “Sabemos que un número significativo de personas podría buscar atención para sus lesiones en clínicas de atención primaria, especialidades o en urgencias”, dijo Maxson.

Cada vez es más común que las personas tengan perros, destacó, y alrededor de la mitad de las familias en Estados Unidos tienen al menos uno. La pandemia ha contribuido a este aumento.

Cómo protegerse

Mantenerse seguro cuando se saca a pasear a un perro con correa requiere de diligencia, concentración y, en caso de mal tiempo, precauciones adicionales. Realizar varias tareas al mismo tiempo puede ser peligroso. Guarde el teléfono.

“Realmente no se puede dar el lujo de relajarse cuando pasea a un perro musculoso con la fuerza de torsión de un pequeño tractor. Hay que poner atención”, afirma Noel Holston, propietario de un perro en Athens, Georgia.

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A principios de la década de 2000, Holston paseaba a su pitbull de 29,4 kilos (65 libras) por un parque cercano a su casa cuando un ganso comenzó a graznar y aletear. El perro se abalanzó por un terraplén y arrastró por la acera a Holston, quien ahora tiene 76 años.

“Sin equilibrio y luchando por mantenerme en pie, caí en un hoyo y oí un chasquido en mi tobillo izquierdo. El dolor era muy intenso. Casi me desmayo. Mi esposa, Marty, tuvo que pedirle auxilio a un corredor para que me ayudara a regresar al coche. Mi pie izquierdo colgaba como un gran fideo mojado”, relató.

Susannah Johnston, de 64 años, es instructora de yoga y administra un grupo en Facebook con 40.000 integrantes, el cual está dirigido a mejorar el equilibrio, la fuerza y la capacidad del cuerpo para absorber impactos. A lo largo de los años ha sufrido tres lesiones mientras paseaba a su perro.

Hace unos cinco años, su perro —una cruza de labrador de 22,6 kilos (50 libras)— persiguió a una ardilla mientras Johnston se arrodillaba para guardar una sudadera en su mochila. La correa estaba enrollada en una mano y se fracturó un dedo.

“Fue lo peor, porque se me torció y se me jaló. Me tuvieron que operar, ir a rehabilitación y todo lo demás”, explica Johnston, quien vive en Croton-on-Hudson, en Nueva York.

Correr con un perro que lleva correa es otro riesgo, sin importar que tan bien crea que está adiestrado su perro. Es particularmente peligroso con un perro que se asusta con facilidad, que sea muy joven oque le guste echarse a correr sin motivo alguno. Eso fue lo que le ocurrió a Robert Godosky en Manhattan.

“Teníamos la costumbre de correr la última cuadra antes de llegar a la casa", explicó Godosky. "Había un tramo de acera con un andamio. Mi perro es un perro de rescate y no hace mucho que estaba con nosotros. Se asustó y se me cruzó y yo salí volando por encima del perro y me pegué con el andamio. Terminé con dos costillas rotas”.

Las zonas rurales traen consigo otro tipo de peligros, señaló Steven Haywood, médico de urgencias en Corinth, Mississippi.

"Ser atropellados por un vehículo", dijo. “Sin duda es la lesión más riesgosa cuando la gente pasea a sus perros”.

Zonas como la suya tienen muchos caminos sin acera ni camellones. Eso es especialmente peligroso cuando la gente va vestida con tonos oscuros y no lleva reflectores ni luces ni en su propia ropa ni en las mascotas.

“Es algo que vemos con frecuencia”, indicó Haywood.

El calzado y la correa adecuados

Además de las luces y los reflectores, hay otros tipo de equipo que puede minimizar los riesgos a la hora de pasear al perro:

Utilice calzado adecuado con agarre suficiente en condiciones de nieve o hielo. Considere la posibilidad de usar calzado con clavos o tachones.

Maxson recomienda utilizar una correa no retráctil de 1,8 a 2,4 metros (6 a 8 pies). “Es más fácil que as correas más largas se enreden alrededor de las piernas y provoquen caídas. A veces es más difícil controlar a un perro con una correa retráctil”.

En San Francisco, la adiestradora de perros Shoshi Parks recomienda un arnés con la correa enganchada al pecho del perro y no en el lomo, señaló. Esto le brinda más control al paseador y el perro sufre menos tensión.

Parks recomienda sujetar la correa desde el centro de gravedad, cerca del torso, la cadera o el muslo.

Afirma que no se deben usar correas retráctiles. Punto. Si se extienden o retraen rápidamente pueden provocar quemaduras cuando se sujetan muy cerca del cuerpo.

Paseadores y adiestradores caninos

Para las personas con problemas de movilidad o equilibrio, los expertos recomiendan que busquen ayuda para pasear al perro, sobre todo si hace mal tiempo. Un vecino o un paseador profesional, por ejemplo.

Johnston, Haywood y Maxson coincidieron en que los ejercicios de equilibrio y fuerza, en particular entre adultos mayores, pueden ayudar a reducir el riesgo de caídas y fracturas.

Afirmaron, además, que trabajar con un adiestrador canino no sólo ayuda al perro, sino también al paseador, quien puede aprender a interpretar de mejor manera el lenguaje corporal de su mascota.

“Incluso las personas jóvenes, sanas y fuertes pueden tener dificultades para controlar a los perros de razas grandes que no están acostumbrados a pasear con correa. Cualquier ejercicio obtener fuerza y equilibrio, será de gran ayuda”, dijo Haywood. “Asegúrese de que pueda controlar al perro que pasea”.

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Leanne Italie escribe sobre bienestar, cultura y estilo. Puede encontrarla en http://twitter.com/litalie.

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