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Del otro lado de la camilla: cómo un diagnóstico trastocó la carrera de un médico

El director ejecutivo interino del Centro Comprensivo de Cáncer, Humberto Guiot, cuenta cómo superó el cáncer de páncreas.

Tras recibir una noticia alarmante sobre su salud a inicios del 2023, en lo que consideraba el ápice de su carrera profesional, el doctor Humberto Guiot Martínez se cuestionaba si estaba en el camino indicado en la medicina y reflexionaba cuál era su propósito profesional. Poco más de un año después, lo encontró al asumir la dirección ejecutiva del Centro Comprensivo de Cáncer (CCC) de la Universidad de Puerto Rico (UPR).

Mientras ocupaba múltiples títulos, como decano de la Escuela de Medicina del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la UPR y presidente de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de Puerto Rico, comenzó a sentir dolor en el costado y la espalda baja, entre otra sintomatología, que resultó ser de un tumor maligno en etapa avanzada en el páncreas.

El cáncer de páncreas es difícil de detectar porque el paciente no presenta síntomas hasta que esté avanzado, según la Sociedad Americana contra el Cáncer. El Programa de Vigilancia, Epidemiología y Resultados Finales del Instituto Nacional del Cáncer estima que 66,440 personas recibirán este diagnóstico en 2024 y la tasa de supervivencia a cinco años, basado en datos de 2014 a 2020, es apenas de 12.8 %.

Consciente como profesional de la salud de los “efectos adversos”, deliberó antes de comenzar las doce sesiones de quimioterapia recomendadas, que eran cada dos semanas por seis meses, pero las inició en marzo de ese año, el mismo mes que fue diagnosticado, a sus 46 años.

“Los primeros cursos no fueron tan difíciles, pero, después del tercero y cuarto, [fui] experimentando baja en hemoglobina, baja en plaquetas, fiebre… Me tuvieron que hospitalizar varias veces para transfusión [y] perdí muchísimo peso”, relató en entrevista con Metro Puerto Rico.

Luego de las primeras sesiones de terapias, el tamaño del tumor se redujo y viajó a un centro especializado en Nueva York donde fue sometido a una cirugía para remover de forma parcial o total los órganos afectados. Le tomó ocho semanas recuperarse, lo que atrasó la continuidad de la quimioterapia, que reanudó a finales de agosto, luego de que el cáncer se propagara a más órganos, pese a la intervención.

“Yo soy una persona bien orientada a completar las metas”, dijo. Aseguró estar determinado a terminar las doce sesiones. Pero, por la debilidad que le provocaron las terapias y una falta de respuesta positiva, completó once.

Tras los intentos fallidos en erradicar el cáncer, le recomendaron cambiar la quimioterapia o participar en un estudio de investigación, que prueba terapias no tradicionales. En Puerto Rico, había un estudio dirigido a tumores con cambios genéticos y a pacientes que no habían respondido a procedimientos estándares — dos criterios con los que el infectólogo cumplía — por lo que optó por ese camino.

“Lo que más recuerdo de la primera experiencia, siendo iniciado en el estudio de investigación, fue esa especie de shock de verme en el otro lado de la camilla”, admitió el galeno, quien participa como investigador en estudios clínicos mayormente relacionados a tumores malignos asociados al virus del papiloma humano.

Tampoco se esperaba el diagnóstico porque en su familia no hay historial de cáncer, contrario a las condiciones cardíacas, como la alta presión, que sí abundan, contó.

Pero tres meses después de iniciar el estudio clínico, Guiot Martínez alcanzó la remisión. Es decir, no se encontró evidencia del cáncer, comparado con casi nueve meses bajo quimioterapia de manera intermitente.

Por su rol como investigador, conoce que el proceso de los estudios es “altamente regulado”, lo que le permitió sentirse “tranquilo” al ver que hacían laboratorios y estudios de imagen frecuentemente para asegurar una respuesta positiva al tratamiento. “Iba evidenciando cómo iba mejorando y cómo las lesiones iban desapareciendo”, narró.

De acuerdo con el Informe de Progreso sobre el Cáncer 2024, publicado hoy por la Asociación Americana para la Investigación del Cáncer (AACR, en inglés), se estima que este año se diagnosticarán más de dos millones de nuevos casos de cáncer en los Estados Unidos y que más de 611 mil personas morirán a causa de esta enfermedad.

Guiot Martínez resaltó que, pese a la creciente población latina e hispana en Estados Unidos, no hay igual representación que contrapartes de otras razas o etnias en estudios clínicos, que suelen proveer tratamientos alternativos más tolerables y con mayor probabilidad de éxito que otras terapias.

“[La población hispana] no está representada en estudios vinculados a cáncer, por un sinnúmero de motivos, pero sé que alguno de ellos es que piensan que son experimentos o usan el término de ‘conejillo de india’ o que piensan que pueden sufrir efectos adversos”, añadió el también profesor del RCM.

Otro informe de la AACR que analiza disparidades de cáncer en la nación indica que, en 2020, la población latina ascendía a 62.1 millones, que representa un 19 por ciento en el país, y se registraron 140,609 casos en la población entre 2016 y 2020. Aunque en ese período hubo una reducción en la incidencia, que posicionó a los hispanos como la segunda tasa más baja comparada con otras etnias y razas, hay una alta proporción de cánceres estomacales, del colon y del riñón.

Como organización líder en su campo, la AACR promueve la asignación y distribución de fondos para investigaciones científicas que aporten a la supervivencia de los pacientes de cáncer. Una de las estrategias que realiza es llevar testimonios de pacientes sobrevivientes por estudios clínicos al Congreso de Estados Unidos para que los legisladores vean, de primera mano, el impacto de su asignación.

Guiot Martínez es el único puertorriqueño y el único participante con estudios universitarios, dijo, que comparecerá hoy ante el organismo legislativo estadounidense como sobreviviente de cáncer.

El infectólogo estableció que aboga por la ampliación de asignación de fondos para investigaciones dirigidas a tumores poco comunes que se vinculan con mayor mortalidad y por mayores centros de reclutamiento para estos estudios en Puerto Rico, para aumentar el acceso al tratamiento.

Según el informe de progreso de la AACR, más del 40 % de pacientes de cáncer invierten todos sus ahorros en los primeros dos meses de tratamiento y ubica el costo asociado con un diagnóstico, en promedio, a $259,324 por persona.

El director ejecutivo interino del CCC enfatizó la importancia de que los pacientes tengan un círculo de apoyo que le ayude a sobrellevar la enfermedad y aseguró que el cáncer no solo altera a quien lo padece, sino a todo su entorno familiar y social.

Sobre su actual rol y su propósito, contó que quiere “devolver la fortuna” que él tuvo como sobreviviente de cáncer.

“Cuando surge la oportunidad a nivel de dirección ejecutiva [del CCC], y recuperado para volver a la vida laboral, no tuve duda de que ese debía ser el camino. Una de las formas [de aportar] es trabajando en ese nicho de los pacientes que viven, y que sobreviven, el cáncer y tratando de que tengan acceso a las alternativas de servicio, diagnóstico y tratamiento de excelencia cerca de su residencia y no fuera de Puerto Rico”, pronunció.

Joaquín A. Rosado Lebrón cubre salud para Metro Puerto Rico a través del programa Report for America.

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