Para prepararse académicamente a ejercer como “nurse practitioner”, Marla Ortiz renunció a su puesto de profesora para cumplir con los requerimientos del programa de maestría en Ciencias de Enfermería con especialidad en Práctica Avanzada de Familia.
Con más de diez años de experiencia como enfermera de maternidad en el hospital Caribbean Medical Center, en Fajardo, y en una práctica privada en ginecología, entre otros roles, Ortiz cualificó para ingresar al programa académico graduado. Por el día, realiza sus rotaciones en prácticas clínicas y, en la noche, toma los cursos conducentes al grado.
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Su experiencia previa, comparada con las rotaciones como estudiante de enfermería de práctica avanzada, es “totalmente diferente”.
“Como enfermera generalista, sigo una orden médica del doctor y voy a ejecutar esa orden. Como ‘nurse practitioner’, yo lo evalúo, genero una orden y puedo ejecutarla”, en coordinación con el médico, explicó Ortiz, quien también posee un doctorado en Gestión en Administración en Enfermería.
Añadió que, en su práctica, en la misma clínica de ginecología donde ejercía como enfermera materna infantil, su rol le permite al ginecólogo atender a los pacientes mientras llegan sin emitir citas para meses después, porque le minimiza la carga laboral al médico. Estimó que atienden alrededor de 30 a 40 pacientes diarios.
Según la Ley 254 de 2015, que regula la práctica de la enfermería, las “nurse practitioners” pueden realiza el historial de salud y examen físico avanzado; ordenar y hacer pruebas diagnósticas; establecer un plan de tratamiento previamente aprobado por profesionales y acordado con el médico; ordenar medicamentos salvo de las categorías 1 y 2 de la Ley de Sustancias Controladas; y ofrecer servicios preventivos y de promoción de salud, entre otras responsabilidades.
La Asociación Americana de las Enfermeras de Práctica Avanzada establece que estas enfermeras se rigen bajo códigos de ética, son certificadas y acreditadas a través de la Junta de Certificación de la Academia Estadounidense de Enfermeras Profesionales y reciben evaluaciones y revisiones por pares.
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Sin embargo, no todos los profesionales de la salud están de acuerdo con las funciones delegadas, pese a la preparación académica y clínica.
El presidente del Colegio de Médicos Cirujanos de Puerto Rico, Carlos Díaz Vélez, sostuvo que las responsabilidades de las enfermeras de práctica avanzada no deben “usurpar” a las del médico, como en la prescripción de recetas, que dijo que es lo más importante de un tratamiento médico.
“Aquí el expertise es del médico. La preparación jamás va a ser igual”, dijo el cardiólogo en cuanto a la capacitación formal.
Aunque se propone que las enfermeras de práctica avanzada sean reconocidas por la Ley de Farmacia para prescribir recetas (ahora solo pueden recetar con contrafirma del médico), Díaz Vélez alertó que esta atribución podría redundar en mayor éxodo de médicos y se arriesga a un incremento en complicaciones, que tendrá el efecto contrario para un galeno.
“Si la escasez de médicos la vamos a atender [con] personas menos preparadas, se van a ir más los médicos. El paciente va a tener complicaciones sin expertise del médico; es una manera de que los planes médicos quieren aprovechar para desplazar a los médicos porque sale más barata, más fácil, contratarlas”, expresó en entrevista telefónica con este medio.
“En ningún momento compiten con el médico”, aclaró la Chief Nurse Administrator en el Recinto de Gurabo de la Universidad Ana G. Méndez, Mildred Negrón.
El propósito de esta profesión es aliviar la carga y ampliar el cuidado médico, dentro de su alcance, abundó. De ejemplo, Negrón dijo que las visitas de seguimiento, que típicamente requieren una repetición de medicamentos, y el componente de salud mental son contextos en los que una enfermera de práctica avanzada puede ser útil.
Compartió que el programa de maestría requiere 750 horas contacto con pacientes y médicos y, una vez concluído, el graduando debe revalidar para estar licenciado y luego puede ejercer. “Ellos [los médicos] lo ven como una enfermera cualquiera”.
La enfermera Ilyssa Vera González, quien posee estudios de “nurse practitioner”, atribuyó esta controversia a “mucha desinformación”. “Muchas partes que no se sentaron juntos, en mi punto de vista”, como la Asociación de Farmacéuticos y el Colegio de Médicos Cirujanos.
Ortiz también manifestó que “jamás he pretendido sustituir [un médico]”. “Lo que estamos es dándole la mano al doctor. Es una colaboración”, declaró.
Según datos de la Junta Examinadora de Enfermería de Puerto Rico, adscrita al Departamento de Salud de Puerto Rico, provistos a este medio, hay un total de 666 licencias activas de enfermeros de práctica avanzada, que se pueden clasificar entre anestesistas, obstetras, especialista clínico y “nurse practitioner”.
El Colegio de Profesionales de Enfermería de Puerto Rico constató que hay 15 enfermeras de práctica avanzada con especialidad en Nurse Practitioner colegiadas. Aclararon que la cifra no representa la totalidad de estas profesionales porque la mayoría trabaja en el Hospital de Veteranos (San Juan VA Medical Center) y no se les requiere la colegiación por ser un hospital federal.
Joaquín A. Rosado Lebrón cubre salud para Metro Puerto Rico a través del programa Report for America.