NUEVA YORK (AP) — ¿Hasta qué punto la pandemia de COVID-19 fue un revés para las trabajadoras estadounidenses?
Aunque la mayoría de las mujeres que perdieron o abandonaron su empleo en el punto más álgido de la crisis se han reincorporado a la vida laboral, un hallazgo reciente señala el precio que muchas pagaron por haber dejado sus puestos laborales: en 2023, la brecha salarial entre hombres y mujeres que trabajaban a tiempo completo aumentó de un año a otro por primera vez en 20 años, según un informe anual de la Oficina del Censo del Departamento de Comercio de Estados Unidos.
PUBLICIDAD
Las mujeres que trabajan a tiempo completo ganaron 83 centavos de dólar en comparación con los hombres en 2023, por debajo de un máximo histórico de 84 centavos en 2022. Según la Oficina del Censo, se trata del primer ensanchamiento estadísticamente significativo de la brecha de género desde 2003.
Los economistas que intentan interpretar los datos dicen que es la radiografía de una coyuntura compleja durante la dispareja recuperación del mercado laboral tras la pandemia, cuando muchas mujeres volvieron por fin a trabajar a tiempo completo, especialmente en sectores de bajos salarios que se vieron fuertemente afectados y en los que están sobrerrepresentadas, como la hostelería, el trabajo social y el cuidado de personas.
Pero no todo son malas noticias: los salarios aumentaron el año pasado para todos los trabajadores, pero más rápidamente para los hombres. Y aunque la brecha salarial entre hombres y mujeres aumentó, está al mismo nivel que en 2019, antes de la pandemia.
S.J. Glynn, economista en jefe del Departamento de Trabajo, dijo que es demasiado pronto para saber si 2023 fue una irregularidad momentánea o el comienzo de una nueva tendencia preocupante para la brecha salarial de género. Pero señaló que incluso un regreso al statu quo anterior a la pandemia es un recordatorio de la posición tan rezagada en que se encontraban las mujeres en primer lugar, y muestra cómo la pandemia ralentizó la marcha hacia la equidad de género.
Y aunque la brecha salarial alcanzó un mínimo histórico en 2022, eso podría haber sido un “falso acortamiento”, ya que tantas mujeres con salarios bajos se vieron obligadas a dejar sus puestos de trabajo a tiempo completo debido a la pandemia que eso provocó un incremento promedio en los ingresos de las mujeres, señaló Noreen Farrell, directora ejecutiva de Equal Rights Advocates y presidenta de Equal Pay Today, una coalición de grupos que abogan por la equidad de género en el ámbito laboral.
PUBLICIDAD
Las mujeres hispanas en particular ilustran las complejidades de esta coyuntura. Fueron el único grupo demográfico femenino, en general, cuya brecha salarial se redujo marginalmente entre 2022 y 2023 en comparación con los hombres blancos que trabajan a tiempo completo, según datos de la Oficina del Censo analizados por el National Women’s Law Center y la National Partnership for Women and Families, grupos de investigación y de defensa de los derechos de la mujer. Para las mujeres negras y asiáticas la brecha salarial creció, y para las blancas se mantuvo igual.
Sin embargo, a pesar de que sus salarios aumentan ligeramente más rápido que los de otras mujeres, las latinas siguen estando entre las trabajadoras peor pagadas, con un promedio de ingresos a tiempo completo de 43.880 dólares, en comparación con los 50.470 dólares que devengan las mujeres negras, los 60.450 dólares que ganan las mujeres blancas y los 75.950 dólares que devengan los hombres blancos. En consecuencia, su rápida incorporación a la fuerza laboral a tiempo completo en 2023 contribuyó a detener las ganancias salariales en promedio para las mujeres en general, lo cual probablemente haya contribuido a la ampliación de la brecha salarial de género ese año, según Liana Fox, jefa adjunta de la División de Estadísticas Sociales, Económicas y de Vivienda de la Oficina del Censo.
Las latinas se han convertido cada vez más en la fuerza que impulsa la economía estadounidense, ya que se incorporan a la población económicamente activa a un ritmo más rápido que las personas no hispanas. Entre 2022 y 2023, el número de latinas que trabajan a tiempo completo aumentó un 5%, mientras que el número total de trabajadoras a tiempo completo se mantuvo igual.
Ariane Hegewisch, directora del programa de empleo e ingresos del Institute for Women’s Policy Research, una organización sin fines de lucro con sede en Washington D.C., dijo que la ligera reducción de la brecha salarial para las latinas podría deberse a que su representación en las ocupaciones con mayores ingresos aumentó del 13,5% al 14,2% el año pasado, según un análisis de las estadísticas oficiales de empleo realizado por el IWPR.
Sin embargo, el porcentaje de latinas en empleos a tiempo completo con salarios bajos también creció en 2023, añadió.
Las trabajadoras hispanas se encontraron entre las más afectadas por la pandemia, sufriendo la tasa de desempleo más alta en abril de 2020 (20,1%) de cualquier grupo demográfico importante, según un informe del Departamento de Trabajo que examinó la manera en que la pandemia había afectado desproporcionadamente a las mujeres.
Las trabajadoras domésticas, en su mayoría mujeres inmigrantes, sufrieron un impacto particularmente fuerte. Muchas perdieron su empleo, entre ellas Ingrid Vaca, una trabajadora hispana de atención domiciliaria para adultos mayores en Falls Church, Virginia.
Vaca, originaria de La Paz, Bolivia, contrajo COVID-19 varias veces y estuvo hospitalizada una semana en 2020 por problemas respiratorios. Siguió dando positivo incluso después de recuperarse, por lo que no pudo ingresar a casas de familias ni trabajar durante la mayor parte de ese año ni del siguiente.
No tenía dinero para la comida ni el alquiler. “Fue muy duro”, dice, describiendo cómo perdió clientes durante el tiempo que dejó de trabajar y cómo sigue pasando apuros para encontrar un trabajo estable a tiempo completo.
La Oficina del Censo calcula la brecha salarial entre hombres y mujeres comparando únicamente a hombres y mujeres que trabajan todo el año en empleos a tiempo completo. Pero los datos que incluyen a los trabajadores a tiempo parcial ofrecen un panorama más sombrío para las mujeres, asegura Jocelyn Frye, presidenta de la National Partnership for Women & Families, un organismo sin fines de lucro.
A las latinas, por ejemplo, sólo se les pagan 51 centavos por cada dólar que devengan los hombres blancos según esta medida, y la brecha salarial de género para este grupo demográfico se ensanchó luego de que en 2022 recibían 52 centavos por dólar, según el informe de la organización, que analizó microdatos de la Oficina del Censo.
Matthew Fienup, director ejecutivo del Centro de Investigación y Pronóstico Económico de la Universidad Luterana de California, dijo que anticipa que los avances en los salarios de las latinas, las mejoras en su nivel educativo y el incremento en su contribución al producto interno bruto estadounidense “continuarán en un futuro previsible”. En cuanto a las mujeres en general, señaló que la brecha salarial de género se ha reducido de forma constante desde 1981, a pesar de que en ocasiones se ha ensanchado de un año a otro.
“Es importante no sobredimensionar los datos de un solo año”, agregó.
No obstante, los avances han sido lentos y han experimentado periodos de estancamiento.
Estados Unidos seguirá teniendo una brecha salarial de género hasta que el país aborde los problemas estructurales que la causan, asegura Seher Khawaja, directora de justicia económica en Legal Momentum, una organización nacional que aboga por los derechos civiles de la mujer.
“Hay algunos problemas subyacentes que realmente no estamos corrigiendo”, dijo Khawaja.
Por ejemplo, la economía actual depende fuertemente de de que las mujeres realicen trabajos no remunerados o mal remunerados para cuidar a niños y ancianos. “Hasta que no nos hagamos a la idea de que tenemos que darle al trabajo de cuidados el valor que merece, las mujeres seguirán siendo dejadas atrás”, advirtió Khawaja.
Aunque muchos demócratas y republicanos están de acuerdo en los retos estructurales que enfrentan las mujeres en el mercado laboral, han tenido dificultades para encontrar terreno común con el fin de establecer políticas de soluciones, incluida la ampliación del permiso familiar remunerado y la protección de las trabajadoras embarazadas.
Hay una batalla en curso en torno a la Ley de Equidad Salarial, propuesta por los demócratas, que actualizaría la Ley de Igualdad Salarial de 1963, entre otras cosas protegiendo a los trabajadores de sufrir represalias por hablar de su salario, una práctica que, según activistas, contribuye a mantener a los trabajadores en la ignorancia sobre la discriminación salarial.
En general, los republicanos se han opuesto a esta propuesta por considerarla innecesaria y propicia a demandas frívolas. Sin embargo, la vicepresidenta Kamala Harris reiteró el lunes su apoyo a esta iniciativa demócrata tras la muerte de Lilly Ledbetter, una de sus más destacadas defensoras y reconocida luchadora por la igualdad salarial.
Mientras tanto, la desigualdad salarial tiene un efecto dominó, explicó Khawaja: “No sólo sufren las mujeres. Son sus familias, sus hijos, los que sufren por la falta de ingresos y remuneración adecuadas. Y esto está impulsando ciclos intergeneracionales de pobreza e inseguridad”.
___
La cobertura de The Associated Press sobre las mujeres en la fuerza laboral y el gobierno estatal recibe apoyo financiero de Pivotal Ventures. La AP es la única responsable de todo el contenido.