En Puerto Rico, el cáncer de mama es el más diagnosticado en las mujeres, y fue la causa más común de muerte por cáncer en estas, de acuerdo con el Registro Central de Cáncer de Puerto Rico.
¿Cómo se enfrentan las mujeres al diagnóstico?
Con miedo (muy válido) y, en el escenario ideal, con una red de apoyo que va de su mano atendiendo y satisfaciendo las necesidades emocionales, instrumentales, económicas o de cualquier otra naturaleza que vayan surgiendo en el camino.
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Las pacientes de cáncer de seno no solo se tienen que enfrentar a la enfermedad y los efectos secundarios de sus tratamientos, sino que también deben lidiar con los estándares de belleza que enfatiza la sociedad, en donde la cultura predominante establece que la mujer debe ser bonita, delgada y voluptuosa. Es de esperarse que surjan juicios negativos sobre el propio cuerpo.
Diversos estudios han demostrado, consecuentemente, que pasar por la experiencia de una mastectomía puede asociarse a una pobre autoimagen corporal y a la falta de interés en la actividad sexual. Esta situación puede impactar a la mujer a nivel emocional con conductas como aislamiento, rebeldía, llanto y otras asociadas a la negación y emociones como coraje y confusión, entre otras, lo cual pudiera interferir con la adherencia al tratamiento. En cuanto a la pareja, se ha señalado que los problemas sexuales después del diagnóstico son más comunes entre aquellas que presentaban problemas sexuales antes de la enfermedad y entre mujeres que le dan mucha importancia a la apariencia y a las sensaciones que pueden experimentar en los senos.
Red de apoyo
La mayoría de las investigaciones coinciden en que el apoyo social es un factor importante en el ajuste psicosocial después del diagnóstico de cáncer de seno. Los esposos o parejas pueden jugar un rol destacado en la recuperación, mientras que las pacientes sin compañeros pueden ser más vulnerables a mayores niveles de angustia.
Una red de apoyo emocional es un grupo de personas cercanas, por lo general, familiares y amistades de la paciente, pero también miembros de la comunidad o voluntarios de alguna entidad. Esta red brinda ayudas de diferentes formas: emocional a través de la compañía, escucha, consejos o abrazos; instrumentales, que socorren con los quehaceres del hogar, compras de supermercados o transportación y económicas, sea en forma de donación de dinero o aportación de comida, medicamentos y otros.
Particularmente cuando se trata de cáncer de mama, esta red tiene un rol fundamental, que no es una responsabilidad ni una obligación, porque es algo que nace del amor y el amor es una entrega libre y voluntaria, pues al estar tan próximo física y emocionalmente a la paciente, puede acompañarla, validando sus emociones. Estudios han encontrado que las pacientes sin este apoyo son más propensas a deprimirse y a tener poca adherencia al tratamiento, lo cual redunda en más problemas de salud durante la enfermedad.
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Sugerencias
La recomendación siempre es preguntarle, a la persona, qué necesita y no anticiparse, asumiendo cosas que pueden parecer obvias para quien no está directamente en la situación. Desde los zapatos del paciente, siempre será diferente y esto no significa que su red de apoyo no se afecte por la situación. Estas personas deben apoyarse entre sí y poder ser fuente de amor. No ofrezcan ningún consejo no solicitado. Pueden ofrecer su opinión, recordando, precisamente, que es una opinión y que el paciente puede o no concurrir.
Recuerden que por muy cerca que estén, siguen estando cerca y no en la situación (están en la situación, pero desde otra perspectiva), ya que es ella quien la está experimentando en carne propia. Son miedos y preocupaciones distintos.
Los actos de servicio en estas circunstancias son una expresión de amor que las pacientes atesoran; hacer gestiones para que puedan enfocarse en lo que es importante: el tratamiento físico y la salud emocional. Este acompañamiento puede ser precioso, incluso estando en el silencio más ruidoso. Corresponde aquí al acompañante aprender a manejar los silencios y entender que, a veces, y no siempre, es en el silencio donde se expresan los amores más profundos; que no siempre hay que hablar y manejar los propios pensamientos de culpa, vergüenza o inutilidad por estar, precisamente, en silencio. Ese estar, ese contemplar la vida, la caída del sol, el tiempo, tomados de la mano, conectados con una mirada, “simplemente” estando, puede ser más elocuente que mil palabras. En otros momentos, desearán ver películas, fotos, recordar historias, ponerse al día sobre las noticias, distraerse con juegos de mesa sin ninguna verbalización profunda, y eso también está bien. Y a veces querrán solamente ser escuchadas, y eso hará el acompañante: escuchar.